No toca enrarecer el ambiente político, toca gestionar, hablar y pactar mucho

Alicante

La pasada semana comenzó con las declaraciones del alcalde Barcala sobre el supuesto caos con el que comenzaba el curso por la inacción del conseller Marzà. Siguió con el lio innecesario sobre la construcción del CEE El Somni que montó la edil Julia Llopis saltándose un acuerdo plenario. Barcala regresaba de Madrid como el Cid Campeador, porque el Congreso rechazaba la propuesta del Gobierno para el reparto de los ahorros municipales, pero volvía como había ido, con la cartera vacía.

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Por su parte, el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, arremetía contra Madrid para justificar que le afearan a él la falta de inversiones en la Vega Baja. Y terminaba con el extraño rechazo municipal a la celebración en la plaza Seneca de una actuación teatral patrocinada por la Conselleria de Cultura.

Madrid es Madrid y Alicante es Alicante. El líder del PP, Pablo Casado, puede mantener su línea de hostigamiento buscando la caída del Gobierno central o para tapar el caso Kitchen, pero Mazón y Barcala no deberían trasladarla a Alicante.

Aquí, en plena pandemia, sin que hayamos llegado al ecuador del actual mandato, a más de dos años de las próximas elecciones municipales y autonómicas, no toca enrrarecer el ambiente político, toca gestionar, hablar y pactar mucho.