La pandemia prohíbe la huelga de la EMT

Palma

Esta emisora recogió ayer los argumentos, perfectamente expuestos por los ciudadanos, a favor y en contra de la huelga de la EMT.

Un palmesano detalló a la perfección la necesidad de que los trabajadores defiendan sus derechos, en una situación de desigualdad flagrante con los opulentos que no pagan impuestos.

Una empleada de limpieza de la barriada confinada de Son Gotleu explicó que la obligatoria contratación de un taxi junto a sus compañeras hizo que su jornada laboral de ayer le saliera a pagar.

A partir de estas opiniones tremendamente racionales pero encontradas, hay que pronunciarse sobre la huelga de la EMT al margen de los discursos cansinos de los políticos y los representantes sindicales.

En circunstancias normales, la huelga pretende precisamente demostrar la fortaleza de los trabajadores que les permite paralizar una ciudad, y adelante con ella.

Sin embargo, el coronavirus ha cambiado las coordenadas.

Del mismo modo que los trabajadores de hostelería han renunciado al aumento de sueldo pactado por motivos obvios, suena extraño el paro de un colectivo que no ha visto mermados sus ingresos.

Quien cobra lo mismo que antes de marzo y opera además en la esfera pública, tiene muy difícil defender una huelga.

Otra cosa es que el paro de la EMT prohibido por la pandemia sea el desencadenante de conflictos laborales más que justificados.