Marvin Park: La gacela mallorquina
Su entrenador en La Salle y Peña Arrabal, Miquel Soler comenta que el debut con el Real Madrid no le afectará: "Él llevará bien ser más mediático porque él es muy tímido".

Entrevista a Miquel Soler: Marvin Park
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Palma
Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid, se llevó a San Sebastián al canterano Marvin Park para jugar contra la Real Sociedad.
Park (20 años) es un extremo con una poderosa zancada, buen golpeo de balón y facilidad para pisar el área. Es un nombre que ha sonado desde hace tiempo porque su caso es curioso: tenía la opción de jugar para tres selecciones diferentes. Nació en Palma de Mallorca, pero tiene padre nigeriano y madre surcoreana. De ahí que pudiera escoger entre España, Nigeria y Corea del Sur. Finalmente se decantó por la española.
Uno de sus entrenadores, Miquel Soler, comenta en Ser Deportivos Baleares que ya en La Salle despuntó: "Su virtud es que corre con el balón más que los otros sin él. Tiene mucha velocidad y el balón muy controlado. Eso es lo que vio el Real Madrid para fijarse en él".
El ojeador del Madrid buscaba un extremo para el juvenil C de Álvaro Benito y los buenos partidos en el seguimiento decantaron que se fuera a la capital. "Espero que su futuro esté en el Real Madrid. Si Zidane le ha visto algo para sacarlo, debe confiar en él, pero es muy joven y debe seguir creciendo".
"Él llevará bien ser más mediático porque él es muy tímido. No ha sido fácil para él, pero el entorno es bueno", explica Miquel Soler.
Sobre el interés de Real Mallorca en Marvin Park, Soler explica la situación: "El Mallorca no pudo hacer nada porque era cadete de segundo año, Carlos Sureda tenía muy buena relación con nuestro coordinador, pero el carácter tan tímido hizo que se quedara conmigo hasta juveniles, pero cuando viene el Real Madrid..."
"Siempre ha sido banda, carrilero porque se agarra defensivamente mucho, porque lo aprendió en los equipos de Palma. Es muy generoso con el compañero para asistir al delantero. Encontrar un jugador así es muy difícil", analiza Miquel Soler.




