El homenaje a Pedro Delgado y Antonio Prieto
El atleta de Hontoria y el mítico ciclista segoviano recibieron un caluroso homenaje popular a la finalización de sus carreras en el año 1994
Segovia
Los que crecimos oyendo la programación deportiva de Radio Segovia en la década de los ochenta, no podemos olvidar el estilo inconfundible de Antonio García Rivilla, y como este locutor expresaba su admiración, como un forofo más, a los grandes deportistas de la Segovia del momento. Estos eran Pedro Delgado y Antonio Prieto.
Dos grandes nombres del deporte español que casi siempre han llevado el apellido de Segovia al ser mencionados por los comentaristas deportivos. Antonio Prieto, el atleta que despuntó en el deporte olímpico por excelencia; y Pedro Delgado, el ganador del Tour de Francia de 1988 y doble ganador de la Vuelta Ciclista a España en 1985 y 1989. La ciudad que les admiró y se enorgulleció de sus trayectorias les homenajeó por todo lo alto. Miles de segovianos salieron a la calle para aplaudirle en unos actos organizados para su adiós en la tarde del 23 de octubre de 1994.
El “Camino nuevo”, como se conoce popularmente a la avenida de Ezequiel González y el Paseo de Conde Sepúlveda, se convirtieron por unas horas en una pista de atletismo y un circuito de ciclismo. Hasta 15.000 espectadores, muchos llegados de fuera de Segovia, cuentan las crónicas, que aplaudieron a los deportistas homenajeados.
Primero se celebró una milla atlética en la que participaron los grandes nombres del atletismo español del momento. Fermín Cacho, Abel Antón, Isaac Viciosa, Martín Fiz, Tomás de Teresa fueron los más destacados de una nómina de corredores a la que también estaba el segoviano Francisco Guerra, el padre de Javi Guerra, nuestra actual gloria deportiva de la ciudad. Antonio Prieto hacia un año que había dejado la competición, y por tanto no participó en la prueba.
El currículo de Antonio Prieto, el atleta natural de Hontoria, es impresionante. Quizás le faltó un gran triunfo internacional, pero se trata de unos de los grandes del atletismo español de los años ochenta del pasado siglo. Fue plusmarquista nacional de 5.000 y 10.000 metros lisos. Cuatro veces campeón de España de campo a través, dos veces quinto en los Campeonato mundial de campo a través y en otras cuatro ocasiones estuvo entre los diez primeros. En las pruebas de 5.000 y 10.000 metros sumó siete campeonatos de España. Fue internacional con la selección española de atletismo, participando además en tres Juegos Olímpicos; Moscú 1980, Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, donde consiguió la décima plaza en la prueba de 10.000m. Actuó en dos Campeonatos del Mundo y dos Campeonatos de Europa, consiguiendo en esta última competición un quinto puesto en Split 1990, de nuevo en la prueba de 10.000m lisos.
Una vez retirado del atletismo en activo, sigue ligado a él, pues es entrenador nacional desde 1990. Lleva más de 20 años desempeñando su labor profesional como Técnico de Alta Competición en el Consejo Superior de Deporte, y ahora sus genes siguen por las pistas de atletismo de la mano de su hija Idaira Prieto que ofrece expectativas de destacar en el atletismo español y donde ha tenido la oportunidad la camiseta de la selección nacional de la categoría junior.
Tras el mencionado homenaje, Antonio Prieto recibió la medalla de plata al mérito deportivo de Castilla y León y el ayuntamiento de Segovia ratificó la denominación con su nombre de las pistas de atletismo ubicadas en la ciudad deportiva de La Albuera.
Si el homenaje a Antonio Prieto era merecido, poco había que explicar del que recibió Pedro Delgado. El ciclista que revolucionó el ciclismo español en los ochenta, y se convirtió en un icono nacional, siempre ligando su nombre con Segovia. Su carrera da para una teleserie, pues nada en él fue ordinario. Siempre con un guión excepcional, siempre levantando a los aficionados de sus asientos o sumiéndolos en una profunda decepción.
El homenaje contó con un critérium ciclista por las mismas calles de la ciudad. Miguel Induráin, Melchor Mauri, Abraham Olano, Fernando Escartín entre otros, así como los ciclistas segovianos del momento como eran José Luis de Santos “Soria”; y Joaquín Migueláñez “El Curilla”, natural de Villovela de Pirón.
Perico, desde sus primeras participaciones en el Tour de Francia con el equipo Reynolds en 1983 ya dejó impronta de su carácter. Era una época en la que los españoles salían a correr a otros países casi acomplejados. Pero hasta que llegó él. Su forma de bajar los puertos poniendo la cabeza por encima del manillar a la altura de la rueda delantera le hicieron apodarle con el sobrenombre “le fou” (el loco) de los Pirineos. Unas veces por una caída con rotura de clavícula, otras veces una pájara de campeonato, y si no por el fallecimiento de su madre…. Siempre pasaba algo para que Pedro Delagdo no triunfara en el Tour de Francia.
En 1985 llego su primer gran éxito con la victoria en la Vuelta a España, y lo hizo al estilo Perico. Escapada en la penúltima etapa con el ciclista del Kelme, José Recio. Precisamente el día que la ronda española llegaba a Segovia, con la meta instalada en las Destilerías DYC de Palazuelos de Eresma, y atravesando la ciudad para mayor gloria de este. Todavía recuerdo la emoción de los miles de segovianos que salimos a la calle a llevarle en volandas cuando la carrera llegaba por la carretera de San Rafael hacia el Espolón, para coger el camino hacia la carretera de La Granja. Contra todo pronóstico, Perico, se vistió de líder y puso la primera piedra del fenómeno Perico que contagió muchas tardes de ciclismo a toda España.
Quien no recuerda tras ganar la Vuelta en Salamanca, la llegada en helicóptero de Pedro Delgado a una Plaza Mayor de Segovia abarrotada de la mano de José María García. Cosas de la vida, luego sería su mayor enemigo, lo que provocó que García no pudiera pasar por Segovia sin inquietud. Cuenta la leyenda urbana que había una porra en un bar de San Lorenzo donde daban un premio al primero que le diera un guantazo a “Butano”, como se conocía al polémico periodista deportivo que marcó una época en la radiodifusión española.
Después en 1987, ya con el maillot del PDM, se quedó a las puertas del triunfo en el Tour, que finalmente se llevó el irlandés Stephen Roche. Solo 40 segundos le dejaron sin el maillot amarillo en los Campos Elíseos de París. Pero lejos de parecer una mala actuación, en Segovia se había desatado a “Pericomania”. Segovia, y España entera, se paralizaba en las primeras horas de la tarde para seguir la etapa en televisión. Las emisoras de radio contaban casi minuto a minuto las peripecias de la ronda gala. Era un fenómeno social, era una época en la que los deportistas españoles no acostumbraban a triunfar. Quedaba unos años todavía para los Indurain, Nadal, Alonso, Gasol y compañía.
Charly, el de Confecciones Diez; junto con Ignacio Tapias, llenaban de pintura el asfalto de los puertos de montaña de los Alpes y los Pirineos con los nombres de Perico y Segovia. Había conseguido superar como icono local al Acueducto y al cochinillo.
En 1988 llegó el triunfo en el Tour de Francia. En esa ocasión se impuso con severidad en la carretera con sus famosas arrancadas en los puertos cuando parecía que las fuerzas empezaban a flojear. Pero no todo fue un camino de rosas. La acusación de doping por detectar en los análisis de orina una sustancia permitida por Unión Ciclista Internacional, pero no por el COI, a punto estuvo de echar por tierra y cumplir el maleficio que le perseguía en la carrera ciclista más importante desde su primera participación. Al final el himno de España sonó en los Campos Elíseos, y cientos de segovianos estuvieron en París para arropar al paisano.
Días más tarde, a primeros de agosto, la ciudad le tributó un clamoroso homenaje con más de 20.000 personas a los pies del Acueducto, con Alfredo Matesanz como maestro de ceremonias. Por fin había conseguido el éxito, y Segovia lo sintió como propio.
El año siguiente regresó la maldición del Tour, con esa salida rara de Pedro Delgado en la contrarreloj inicial de Luxemburgo. Un despiste le hizo perder más de dos minutos, y aun así acabó tercero en la general. La espina se la sacó ganando en la Vuelta a España de ese año.
Aparte de ser nombrado hijo predilecto de Segovia, su nombre rotula al principal pabellón polideportivo de la ciudad que se inauguró en 1991. Más de 30 años después sigue siendo un fenómeno social. En la actualidad es el comentarista de ciclismo en TVE junto con Carlos de Andrés de las principales pruebas de la temporada. Pero no extraña verle en Masterchef entre fogones, o en un evento cualquiera siendo el centro de atención. Su carisma que supera a muchos deportistas con una hoja de servicio más importante, como puede ser Miguel Indurain. Así lo podemos comprobar cada verano cuando miles de ciclistas de toda España llegan a Segovia para participar en su marcha cicloturista por los grandes puertos de la Sierra de Guadarrama.
Hemos recordado la tarde en Segovia despidió por todo lo alto a dos grandes del deporte, Antonio Prieto y Pedro Delgado. Sin duda dos orgullos de nuestra tierra con la que crecimos una generación y que pasadas ya décadas no paramos de recordar con nostalgia y gratitud.
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