El palacio de Buenavista

Madrid

Está ahí desde casi el siglo XVI. El lugar fue regalado por Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo, a Felipe II. Quiroga fue uno de los hombres más cercanos al monarca y buen amigo y de Rui Gómez de Silva, secretario del rey y esposo de la princesa de Éboli. Un tipo importante, vamos. Sin embargo, Felipe II no le hizo mucho caso al regalo del prelado. Estar en tan buena ubicación, en lo alto de una loma que le hacía tener buenas vistas sobre los alrededores, de ahí el nombre, es algo que no le hizo tilín, por lo que pronto se deshizo de él. Con el paso del tiempo se convirtió en una posesión de la Casa de Alba y a la postre en la sede actual del Ejército de Tierra.

Futurible Museo de Pintura

Si no hubiera estado el Museo del Prado, hoy las colecciones reales podrían verse en el palacio de Buenavista. Así lo eligió José Bonaparte durante la invasión francesa señalando que se convertiría en la sede en donde podrían verse las pinturas de las colecciones reales. Sin embargo, seguramente a medias entre llevar la contraria y una elección más acertada como el tiempo ha mostrado, se eligió el Museo del Prado, en donde hoy podemos seguir disfrutando de sus obras de arte.

Además, el palacio de Buenavista, quizá por el vallado que lo separa de la plaza de Cibeles, los jardines que alejan el edificio de la acera y la frondosa arboleda que lo rodea, han hecho de él un lugar casi misterioso que pasa completamente

desapercibido para los madrileños. Solamente durante la Navidad, al estar en los jardines un enorme Belén, algunos viandantes se paran a contemplar la belleza de este sitio. Desde los primeros días de septiembre, la Comunidad de Madrid ha incluido el palacio de Buenavista en una ruta de casi treinta edificios de Madrid en los que bajo el título “Bienvenidos a palacio”. Puedes disfrutar de este lugar tan increíble.