O no llegamos a poner las luces de Navidad o las ponemos en octubre
La Columna de Carlos Arcaya: «O no llegamos a poner las luces de Navidad o las ponemos en octubre»
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Alicante
Si Aristóteles levantara la cabeza. Él, que tanto se empeñó en definir lo que era la virtud y que la identificaba como una acción que se sitúa en el término medio entre el exceso y el defecto; dos vicios.
Aquí, en Alicante, no parece que seamos muy aristotélicos. O no llegamos a poner las luces de Navidad a tiempo o las ponemos a principios de octubre.
Y por cierto, si volvemos al filósofo griego, a su entender, la virtud también tenía que ver con las esencias. O sea, con la naturaleza de cada uno. Con lo que nos define o nos caracteriza, en este caso, como sociedad o como ciudad. Alicante tiene una serie de virtudes que nos llevan a no intentar parecer lo que no somos. Y en ese sentido, lo de estirar hacia las alturas nuestro belén para batir algún récord no sé si es el camino. Siempre habrá quien nos pueda ganar en esa batalla sin sentido.
Seguro que alguno apelará a la desesperante lentitud municipal para hacer cualquier cosa y, por ello, mejor adelantarse y poner ya las luces ornamentales. Puede que tengan razón.
Pero, en fin, que voy a dejar de filosofar. Aunque estoy seguro de que Mafalda, cuyo creador, Quino, falleció hace unos días, también sería de la opinión de que entre llegar pronto y llegar tarde hay un término medio definido por la prudencia, el equilibrio, el orden, la armonía, la mesura...
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