Tribunales
Caso de los ERE

Javier Guerrero será incinerado este martes en Sevilla

El exdirector de Trabajo de la Junta ha fallecido de una neumonía ajena al COVID la madrugada del domingo

Javier Guerrero sale de la Audiencia de Sevilla durante el juicio de los ERE / Europa Press

Sevilla

Javier Guerrero será incinerado este martes en Sevilla después de que su familia lo vele en el tanatorio de San Jerónimo. Su cuerpo ha permanecido dos días en el Instituto de Medicina Legal de Sevilla, donde fue trasladado tras fallecer en su casa. Sintió un fuerte dolor en el costado el sábado por la noche cuando se encontraba con unos amigos, pero prefirió descansar en lugar de acudir a un centro de salud. Ni su familia ni los servicios de urgencias pudieron salvarle la vida la madrugada del domingo y falleció. La autopsia ha determinado que murió de una neumonía ajena al COVID-19-

Guerrero, de 63 años, fue alcalde de su pueblo, El Pedroso, antes de convertirse en director general del Trabajo de la Junta en 1.999. Estuvo nueve años en el puesto y su declaración policial en el caso Mercasevilla, a finales de 2010, dio lugar a la macrocausa de los ERE.

Dijo que sus superiores eran conocedores de las ayudas que otorgaba usando el procedimiento que ellos le impusieron. Un procedimiento prevaricador, según la sentencia de la Audiencia de Sevilla, que lo condenó a casi ocho años de prisión por prevaricación y malversación. Una sentencia en la que también fueron condenados los exconsejeros de Empleo, Hacienda e Innovación y los expresidentes de la Junta Chaves y Griñán.

En aquella declaración policial y luego ante la jueza Alaya manifestó que él firmaba la concesión de las ayudas siguiendo el procedimiento de concesión que le impusieron sus superiores, que estaban al tanto de todo. También explicó que quiso regular ese sistema elaborando diferentes órdenes y decretos que nunca llegaron al Consejo de Gobierno.

Luego en el juicio de la pieza política de los ERE se negó a ratificar esas manifestaciones. Se encontraba en libertad a la espera de que el Supremo confirmara la sentencia.

Guerrero repartió ayudas a vecinos y conocidos de su pueblo. A los que se refería como "criaturitas". Su chófer, que también recibió dinero de la partida de los ERE, la 31 L, dijo que se gastaron el dinero "en coca, fiestas y copas".

Guerrero otorgó las ayudas socio laborales y las ayudas directas a empresas, en ocasiones, sin ningún papel. Pudo hacerlo, entre otras cosas, porque no existían bases de concesión, en ningún documento se recogían los requisitos que había que cumplir para recibirlas; "lo que causó un descontrol absoluto", según la sentencia que condenó a los políticos.

Guerrero era una persona afable, conversadora y siempre tenía una sonrisa en los labios y un cigarrillo en la mano. Sus cenizas serán trasladadas a El Pedroso.

 
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