La pelota está en el lado de Mazón y de Barcala

Si se quieren cumplir los plazos y que los presupuestos entren en vigor antes de que comience un año 2021 cargado de incertidumbres, los ayuntamientos y la Diputación de Alicante deberían empezar a arremangarse. Es importante que esas cuentas -a diferencia de lo que suele ser habitual en el consistorio alicantino- entren en vigor en enero y que cuenten con el mayor consenso posible.

Los socialistas, en una estrategia que tiene su lógica -aunque deja descolocados a Compromís y a Podemos, como este grupo ha dejado claro en la capital alicantina- y que va de arriba abajo -de la Generalitat a los ayuntamientos-, han decidido tender la mano a los gobiernos del PP o del PP y Ciudadanos.

No obstante, esa predisposición al pacto no debe entenderse como un cheque en blanco. Y aunque en estas negociaciones no se debe acudir con líneas rojas, lo social es irrenunciable.

En ese sentido, ahora la pelota está en el lado de Mazón -por lo que respecta a la diputación- y de Barcala -en el Ayuntamiento de Alicante-. Ambos harían mal si no tienden puentes y prefieren quedarse, el primero, con su exigua mayoría y, el segundo, con el escaso, pero siempre amable, apoyo de la ultraderecha.

Está en juego el interés de los sufridos ciudadanos.

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