Mateo-Sagasta viaja con los lectores de Cuenca al siglo XVII para resolver un misterio

Cuenca

Sean pues bienvenidos a la corte de Felipe III donde nos sentimos honrados de entrevistarnos con el ilustre licenciado y juntaletras de la noble Villa de Madrid, don Alfonso Mateo-Sagasta con quien conversamos en Hoy por Hoy Cuenca junto a Sergio Vera, director del club de lectura de novela negra Las Casas Ahorcadas, con motivo del encuentro que el escritor mantendrá el próximo 23 de octubre a las 19.00 h para comentar su novela Ladrones de tinta.

En su ya dilatada carrera como hombre de letras, Alfonso Mateo-Sagasta ha dado a imprenta un puñado de obras notables, entre las que caben destacar las memorables memorias de un buscavidas del Siglo de Oro que llevaba por nombre Isidro Montemayor y que el autor ha tenido a bien editar como novelas históricas de misterio.

Los relatos de este personaje, veterano de Flandes y aspirante a caballero con más ingenio que hidalguía, se inician con la excepcional obra que lleva por título Ladrones de tinta, en la que el bueno de Isidoro recibirá el encargo de Francisco de Robles, editor de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de dar con la verdadera identidad de Alonso de Avellaneda que en el presente año de 1614 ha dado a imprenta una segunda parte apócrifa de la obra de don Miguel de Cervantes antes de que el maestro haya terminado la suya.

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Durante sus pesquisas, Isidoro tendrá oportunidad de entrevistarse y hasta sospechar de algunas de las más insignes plumas de su tiempo como Lope de Vega o el mismísimo Cervantes. “Un hecho reseñable de Ladrones de tinta es que refrenda que estamos ante un manuscrito histórico de primer orden y no ante un mero entretenimiento, aunque lo proporcione y mucho”, apunta Sergio Vera. “Esto lo vemos en el cuidado y cervantino lenguaje que emplea don Isidoro para narrarnos su historia, que resulta a un tiempo vivo e inmortal, clásico y contemporáneo, y que sin duda se nota y mucho su buena mano como juntraletras”.

Como buen testimonio histórico, las memorias de don Isidoro dan cuenta de muchos de los usos y costumbres de su época, así como de los más variopintos ambientes.

Las memorias de Montemayor han dado lugar a dos presuntas novelas más, El gabinete de las maravillas, que Mateo-Sagasta editó casi como si se tratara de una novela de misterio histórica de habitación cerrada, y El reino de los hombres sin amor que más bien parece una de espionaje.