Bandoleros en Madrid
Las Cuevas de Luis Candelas junto a la Plaza Mayor de Madrid es el icono del bandolerismo madrileño del siglo XIX. Allí se reunían toda suerte de maleantes entre los que destacaba el carismáticos Luis Candelas, ajusticiado a garrote vil en 1837 cuando solo tenía 33 años

Quizá la situación social, política y económica del momento podría justificar la proliferación del bandolerismo en la España del siglo XIX. La figura de Curro Jiménez, héroe legendario al más puro estilo de Robin Hood, no es más que una ficción romántica de la realidad que se vivió en la España de la Guerra de la Independencia a principios de siglo y lo que vino después.
Los caminos eran lugares peligrosos, la miseria y el hambre lo cubrían todo y, como sucede siempre en estos escenarios históricos, cuando hay muchos que no tienen nada, hay pocos que lo tienen todo.
Luis Candelas y sus elegantes robos
Y al contrario de lo que podríamos pensar, Luis Candelas (1803-1837) no venía de una familia precisamente pobre. Estaban bien acomodados y él recibió una educación sofisticada en el colegio de San Isidro. Pero, ay destino, las malas compañías hicieron de él un joven violento metido siempre en peleas, haciendo grupos de amigotes hasta que finalmente fue expulsado del colegio cuando un cura le arreó un bofetón y él respondió con dos.
A partir de ahí comienza una vida en la que se dedicará especialmente a hacer robos, eso sí, sin violencia. Luis Candelas se jactaba de no tener delitos de sangre. Seguro que dejó morado más de un ojo, o costillas quebradas por doquier, pero solo eso.
Su vida transcurrió a caballo entre las cárceles, Madrid, Valladolid, Valencia… De una de ellas ayudó a escapar a quien luego sería jefe de ministros, don Salustiano de Olózaga, quien dicen que le introdujo en la masonería. Al menos Candelas se paseaba por Madrid con una capa llena de símbolos masónicos, aunque no sabemos si la capa era suya o la tomó prestada de algún masón.




