Los hosteleros se echan a la calle desesperados

Santiago de Compostela

Cientos de hosteleros de Santiago y Milladoiro, en el vecino ayuntamiento de Ames, se han echado a la calle este miércoles demandando ayudas para un sector que está prácticamente paralizado. Ambas localidades sufren desde el viernes restricciones con motivo de la pandemia que suponen el cierre forzoso para muchos locales sin terraza. El toque de queda que entró en vigor el lunes ha supuesto un nuevo mazazo, la puntilla para numerosos establecimientos.

Por eso, trabajadores y propietarios de bares, cafeterías, pubs y restaurantes han recorrido las calles de Santiago, desde la Praza do Obradoiro hasta la sede de la Xunta, reclamando a la administración ayudas eficaces para el sector.

Una vez en San Caetano, y en un manifiesto leído por los actores gallegos Federico Pérez y Patricia Vázquez, han criticado que desde la Xunta no exista un plan de rescate, más allá de anuncios improvisados que no se concretan o ayudas para el alquiler de los locales de ocio nocturno que únicamente sufragan un mes de los siete que llevan cerrados. Lamentan también que fíen toda la recuperación del sector a un Xacobeo 2021 del que no se sabe cómo podrá celebrarse dada la inestabilidad de la situación sanitaria.

Durante la manifestación se han guardado las distancias de seguridad, primero en la concentración del Obradoiro y después a lo largo de la marcha, formando tres largas filas que se han extendido por las calles de la capital gallega y que han recibido también el aplauso de vecinos de Santiago y de placeras a su paso por el mercado de abastos.

La protesta ha sido muy ruidosa, los hosteleros han echado mano de sus herramientas de trabajo, cazos y sartenes para llamar la atención y pedir que no se criminalice a un sector que estaba cumpliendo a rajatabla las medidas de seguridad.

"Paramos para abrir" ha sido sido el lema de la primera manifestación en su historia de la hostelería de la comarca compostelana, una marcha en la que se han visto incluso lágrimas entre los asistentes, por la falta de soluciones a corto plazo y la falta de expectativas de futuro.