Un año después de la gran manifestación por el Mar Menor: ¿qué queda de ese espíritu reivindicativo?
La pandemia del Covid y la inacción institucional desinflan un movimiento reivindicativo que surgió de forma espontánea clamando por la supervivencia de la laguna costera, en peligro de muerte
Murcia
Ha transcurrido un año de la mayor manifestación medioambiental realizada en España, que congregó a más de 55.000 personas en Cartagena, clamando por la supervivencia del Mar Menor y pidiendo soluciones urgentes y definitivas ante su gran deterioro ambiental.
Fue en los días sucesivos al episodio de anoxia que costó la vida a tres toneladas de pesces y crustáceos, que murieron en la orilla por falta de oxígeno.
Un año después y con una pandemia de por medio, el espíritu reivindicativo y crítico que movilizó a miles de personas parece, sino diluído, al menos bastante adormecido. Y varios sentimientos embargan a los organizadores de esa protesta: frustación, amargura y decepción.
Leandro Sánchez, presidente de la Federación de AAVV de Cartagena y comarca, dice sentirse frustado, porque pese a ser la mayor manifestación de carácter medioambiental, la situación de la laguna ha variado muy poco, y culpa de ello a la inacción de las administraciones. Dice Sánchez que si bien la central, con la CHS tiene buena parte de culpa, la mayor parte de las competencias son autonómicas.
"Si las administraciones no hacen que se cumpla la ley, pasa el tiempo y el Mar Menor se sigue envenenando", dice. A eso se suma ahora el Covid, lo que -augura- va a sumir en una grave crisis económica y social a la comarca del Campo de Cartagena y Mar Menor.
Leandro Sánchez no cree que la entrada en vigor de la prohibición del uso de fertilizantes entre 500 y 1.500 metros de costa del Mar Menor vaya a solucionar el problema, porque no se está actuando en el origen de los vertidos ni tampoco se está cambiando el modelo productivo, basado en una agroindustria agresiva e intensiva que es la culpable de la situación de degradación del Mar Menor. Aún así, dice que es mejor esta ley que nada, por lo que advierte que exigirán su cumplimiento.
Ramón Pagán, de Pacto por el Mar Menor, se ve embargado por la amargura y decepción. Dice que hace un año y gracias a esa movilización sin precedentes, había esperanza en que se iba a obligar a la clase política a cambiar la situación. Pero, llegó la pandemia y también lo frenó todo.
Además considera que la Ley integral inicial se quedó solo en Ley de protección, ni la sombra de lo que se pretendía conseguir, por lo que tampoco muestra su esperanza de que la entrada en vigor d ela prohibición del uso de fertilizantes no va a ser la solución.
Para Pagán, la pandemia no les ha dejado actuar, sobre todo este pasado verano, aunque asegura que el sentimiento y las ganas de seguir reivindicando un Mar Menor vivo siguen intactas.