Sobran cosas
Cuesta combinar el apego religioso a la propiedad privada con la evidencia de que buena parte de los objetos a nuestro alrededor suponen un engorro

"La línea roja" de Matías Vallés (23/11/20)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palma
Hemos de evitar la filosofía, ahora que quieren prohibirla en las aulas.
Nos ceñiremos por tanto al dato concreto de que Emaya no da abasto a recoger los trastos que los palmesanos amontonan en sus domicilios.
Salvo las víctimas del síndrome de Diógenes, todos los ciudadanos de Balears se desprenderían con ganas de una parte importante de sus vajillas, vestuario, mobiliario y mejor no seguir porque entraremos en el resbaladizo terreno de los convivientes sobrantes.
Yante la evidencia de que con gusto arrojaríamos por la ventana esa mesa y esa silla, solo nos queda filosofar.
Sobran cosas.
Cuesta combinar el apego religioso a la propiedad privada con la evidencia de que buena parte de los objetos a nuestro alrededor suponen un engorro, hasta el punto de que preferiríamos que no estuvieran ahí.
Y sobre todo, cuesta conciliar la sensación de agobio por los trastos caseros con la necesidad de adquirir cuanto antes nuevos objetos.
Los palmesanos que sobrecargan los camiones de recogida de Emaya no son los que han asumido la necesidad de aligerar nuestro paso por este valle de lágrimas, sino los que desean adquirir cuanto antes más cosas superfluas.




