Bildu condena el asesinato de un mallorquín
La solidaridad entre comillas "profunda" del diputado no contenía ni una sola salvedad, y concretaba la emoción que puede dedicarse a un padre que ha perdido a su hijo

"La línea roja" de Matías Vallés (25/11/20)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palma
ETA mató hace once años en Palmanova al guardia civil mallorquín Diego Salvá.
Ni siquiera es necesaria la condena expresa de una atrocidad, pero es noticia que el diputado Jon Iñarritu de Bildu solicite expresamente un suplemento de su intervención en el Congreso, para reiterar su rechazo a ese acto de violencia y darle el pésame en persona al también mallorquín Antonio Salvá, padre del guardia civil asesinado y diputado por Vox.
Al destacar este gesto se demuestra que es un rasgo inusual, y que Bildu arrastra por tanto un déficit democrático al no desmarcarse con rotundidad de la violencia de ETA.
Sin embargo, el calor y la intensidad de las expresiones de Iñarritu en el máximo foro de la democracia española no se improvisan.
La solidaridad entre comillas “profunda” del diputado no contenía ni una sola salvedad, y concretaba la emoción que puede dedicarse a un padre que ha perdido a su hijo.
Por eso no puede echarse el gesto en saco roto, y es obligatorio que el reconocimiento de esa entre comillas “injusticia” nos recuerde al entonces lehendakari Patxi López, lloroso en la plaza de Cort y pidiendo perdón a los mallorquines por la exportación de la violencia a la isla.
Un gesto no basta, pero un gesto sirve.




