El círculo íntimo también contagia
Un dato no debe confundirse con una estadística.

"La línea roja" de Matías Vallés (17/12/20)
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Palma
La jungla estadística amenaza con nublar nuestra visión sobre la dimensión humana del coronavirus.
Vamos pues con un caso real que me acabo de inventar.
Supongamos que una mujer de Palma tiene un novio de sa Pobla, nada de particular en este dato fehaciente.
La mujer de Palma pasó el primer fin de semana de diciembre en sa Pobla, con su novio y sus suegros, algo de lo más habitual.
Ese día, el padre del novio pasó el cribado del coronavirus en sa Pobla, con tan mala fortuna que dio positivo.
Los dos novios y la madre del novio se sometieron a la preceptiva PCR por contacto estrecho, y también dieron positivo.
Un brote de cuatro enfermos, todos sanarán gracias a la pericia de nuestros médicos y a que más del noventa por ciento de contagiados se recuperan sin problemas.
Los cuatro contagiados pertenecen al círculo de convivencia, que nunca debemos abandonar según nuestras autoridades.
Sin embargo, este cuento demuestra que a la mujer de Palma le hubiera convenido más, epidemiológicamente hablando, salir de su círculo de convivencia, lo más lejos posible.
¿Dónde está el truco? Precisamente, en que un dato no debe confundirse con una estadística.




