El campo malagueña 'salva los muebles' y factura 682 millones de euros

Málaga

El sector agrario de la provincia de Málaga ha registrado en 2020 un descenso en la facturación del 6,92 por ciento respecto al año anterior, llegando a los 682,29 millones de euros, frente a los 733 millones de euros facturados en 2019.

Así lo han informado este jueves en la presentación del Balance Agrario de 2020, año marcado por la crisis sanitaria por el COVID-19, apuntando el presidente de Asaja Málaga, Baldomero Bellido, que durante los meses más duros de la pandemia "se puso de manifiesto la importancia vital que tiene el sector en la sociedad, ya que desde primera hora fue declarado esencial".

La agricultura, con una cifra de 568,5 millones de euros, disminuye su facturación respecto al año anterior un 7,3 por ciento, recordando que en 2019 ya descendió 17,74 por ciento respecto a 2018. El sector del olivar ha descendido "de forma drástica" arrastrando a la baja la facturación, pese al incremento de los cítricos y los tropicales.

La ganadería, con una facturación de 113,79 millones de euros, se ha reducido un 4,93 por ciento respecto a 2019. El porcino blanco y la leche de cabra siguen siendo los sectores más importantes, pero con descensos. En este punto, han indicado que la carne de chivo y el porcino ibérico han sido dos sectores perjudicados de lleno por el COVID.

El olivar sigue siendo el cultivo mayoritario de la provincia con más de 130.000 hectáreas. La facturación total de este cultivo, con un valor de 141,88 millones de euros, ha descendido un 36,88 por ciento respecto a 2019, casi 83 millones.

La facturación de aceite ha sido de 115,72 millones de euros, con una bajada "importante" de la producción después de un año casi récord y un considerable descenso de producción en España. La bajada se debe al importante stock de la campaña anterior y a una muy buena producción en países del Mediterráneo. En cuanto al precio, este varió mucho dependiendo de la fecha de venta y, sobre todo, de la calidad obtenida.

La aceituna de mesa ha tenido una cosecha "aceptable", aunque un poco por debajo de la media. El precio se ha mantenido casi igual a la campaña anterior.

Los cultivos tropicales han generado una facturación de 163,65 millones de euros, un 18,83 por ciento más que en 2019. La campaña de aguacate se ha desarrollado "con la velocidad de crucero que ya es característica", con una facturación que ha alcanzado los 131,64 millones, lo que supone "el récord". La reacción de los mercados durante la crisis de la COVID fue de una demanda creciente y sostenida.

La campaña de mango reduce de nuevo su producción respecto al año anterior, pero incrementa levemente el precio, aunque no llega al resultado de 2018.

Los cultivos hortícolas y tubérculos han facturado 143,81 millones de euros, "la cifra más baja en lo que va de siglo". Un descenso en la facturación de un 5,77 por ciento, que se observa sobre todo en la cebolla, melón y judías verdes. Se trata, en general, "de bajadas moderadas en muchos cultivos, pero constantes en la mayoría, y que en los últimos tres años no han dejado de bajar". La campaña de batata ha sido "muy mala", y aunque el cultivo no es muy importante, "es destacable que está siendo ruinosa".

El descenso de la superficie dedicada a hortícolas es, quizá, una de las causas del descenso de la producción. Si en 2010 había 13.143 hectáreas, en 2020 se sitúa alrededor de las 7.439, un descenso de un 43,4 por ciento que se han ido a otros cultivos o que han ocupado solo un ciclo de cultivo anual. La competencia de Marruecos y de los Países Bajos, la dificultad de combatir las plagas y la entrada de otras nuevas son factores que afectan.

Los cítricos malagueños, concentrados fundamentalmente en el Valle del Guadalhorce, han facturado 70,06 millones de euros, un 37,27 por ciento más que el año anterior. Estos importes "sitúan al sector en un récord de facturación", siendo los cítricos "de los productos más consumidos, con alta demanda y buenos precios durante los meses de la pandemia".

Así, la naranja ha duplicado su facturación, aunque la campaña pasada, debido a la competencia de terceros países y los bajos precios, fue muy mala con un descenso de facturación de un 34,8 por ciento. El almendro se mantiene a niveles similares desde 2 018 con un mantenimiento de los precios.

La producción y comercialización de la castaña de la Serranía de Ronda ha sido de nuevo "un desastre sin paliativos, incluso inferior a la de 2019". "Nos preguntamos cuanto podrán aguantar los castañeros del Genal esta situación tan calamitosa", han lamentado.

El viñedo mantiene también este año una línea estable, aunque las bodegas han experimentado "un parón de ventas muy fuerte provocado por la COVID, tras el cierre del canal Horeca, principal destino de nuestros vinos".

Por otra parte, los cultivos herbáceos han mantenido prácticamente la misma facturación, "muy lejos de los niveles óptimos de rentabilidad que necesita el agricultor". Los precios siguen estables "en sus muy bajos niveles y de nuevo con otra campaña de baja producción de cereales --que representan el 70% de los cultivos herbáceos en la provincia--, ha provocado a su vez esa bajada en la facturación".

Al respecto, desde Asaja creen "imprescindible que se mantenga la PAC como garantía para que se mantengan las rentas de los agricultores dedicados a estos cultivos". "La sequía y la coyuntura de mercado de precios bajos hacen imprescindible garantizar una PAC fuerte y duradera en el tiempo", han apuntado.

En ganadería, la coyuntura económica generada por la peste porcina en China, que en 2019 favoreció mucho el incremento de facturación del porcino blanco, ha seguido en 2020, aunque ha sufrido un ligero descenso de facturación provocado en parte por el gran parón logístico durante la fase del confinamiento, aunque las cifras todavía son superiores al periodo 2015-2018.

El porcino ibérico ha sufrido las consecuencias del cierre del canal Horeca, de forma que el COVID "ha arrastrado a un descenso de un 28 por ciento de la facturación, tras el leve incremento del año 2018".

La leche de cabra ha perdido el mismo importe que ganó en 2018, con un descenso del 6,81 por ciento manteniéndose a niveles muy similares desde 2016; mientras que la carne de chivo continúa con su descenso --un 8,15 por ciento respecto a 2019--, llegando a ser la cifra de facturación más baja (6,42 millones de euros) desde 2020 que en Asaja Málaga elaboran los balances anuales.

El COVID-19 ha afectado también de lleno a este producto, muy consumido a través del canal Horeca, recordando que en los primeros compases del confinamiento "los ganaderos para que no se hundiese totalmente el precio y se saturase el mercado, tuvieron que adoptar medidas de disminución de obtención de leche, un solo ordeño diario, menos pienso y no darle nodriza a los chivos".

Han recordado que 2019 terminó con grandes movilizaciones para defender el futuro del sector agrario, "un sector estratégico para la economía de la provincia y que presenta problemas de tipo estructural".

Han indicado que uno de los grandes problemas del sector es la falta de infraestructuras hídricas, lo que sumado a un año "extremadamente seco" hace que la situación, como en otras ocasiones, "sea preocupante".

Las modificaciones para la nueva PAC prevista a partir de 2023 y el periodo transitorio 2021 y 2022, que actualmente apoya el Ministerio de Agricultura "suponen una ruina para el sector agrario malagueño", han indicado, criticando desde la asociación agraria "este agravio".

Además, han informado a los ayuntamientos agronómicamente más importantes "para que a nadie le pille por sorpresa y se sepa que hay unanimidad en todo el sector, Consejería de Agricultura, todas las organizaciones agrarias y cooperativas agroalimentarias para luchar contra esta propuesta que supone un atropello a la actividad productiva".