Condenado por violar a una conocida que acababa de sufrir una agresión sexual en Pamplona

Madrid

El Tribunal Supremo ha decidido confirmar las condenas de hasta siete años y medio de cárcel de dos hombres por violar consecutivamente a una joven en plena calle en Pamplona. Según la sentencia uno de ellos era conocido de la víctima y, en vez de ayudar a la joven tras ser violada, decidió perpetrar su propia agresión sexual en el mismo aparcamiento del centro de la capital navarra.

Los hechos, según la sentencia a la que ha tenido acceso la Cadena SER, ocurrieron en mayo de 2016. La joven había conocido a un hombre en un bar del barrio de San Juan y se encontraron más tarde, ya de madrugada, se volvieron a encontrar en otro local. Fue en una zona de aparcamiento cercana al Palacio de Justicia donde el hombre violó a su víctima, marchándose después de allí.

Pocos instantes después, según el Supremo, llegó al lugar un conocido de la joven acompañado de otro hombre no identificado. En vez de ayudar, el acusado decidió perpetrar una nueva violación ayudado de otro hombre que no ha sido identificado: sólo paró cuando varias personas acudieron al lugar, siendo detenido poco después por agentes de la Policía Foral que le persiguieron a la carrera y le encontraron escondido entre dos coches. El primer violador fue detenido hora y media más tarde.

El Tribunal Supremo acaba de confirmar la condena del único que recurrió, el que era conocido de la víctima: seis años y medio de prisión. El otro condenado, que no llevó el caso al Tribunal Supremo, se enfrenta a una pena firme de siete años y medio. Entre los dos deben indemnizar a su víctima con 70.000 euros por el ataque y sus secuelas.

La violencia del ataque

La sentencia del Tribunal Supremo, de la que ha sido ponente la magistrada Carmen Lamela, confirman lo que dijeron los tribunales navarros en primera y segunda instancia, avalando tanto el testimonio de la víctima como el de los testigos que intervinieron cuando descubrieron que estaba siendo agredida en la calle. El condenado, a quien la víctima conocía anteriormente y al que incluso llamó por su nombre pidiéndole que parase, llegó a alegar que no había utilizado violencia o intimidación en el asalto, el segundo que sufría la joven en apenas unos minutos.

"La violencia fue tal que la víctima sufrió una contractura de la musculatura cervical" sólo por la forma en que fue agarrada del pelo, destaca la sentencia. Además, víctima y agresor "tenían contacto a través de redes sociales y se saludaban cuando se veían" y añade que "si no pudo consumar su acción fue porque fue sorprendido por los testigos presentes en el lugar, los que alertaron a la policía, siendo perseguido por los agentes de policía local hasta que lograron su detención".