El medio rural, un lugar para vivir y teletrabajar
La pandemia de covid ha cambiado nuestras vidas, nuestros hábitos, nuestro día a día, incluso nuestras preferencias, y se está configurando como un apoyo en la lucha del medio rural contra la despoblación
Calatayud
El confinamiento, la preocupación por la situación sanitaria y la apuesta de las empresas por el teletrabajo han empujado a muchos ciudadanos a trasladar su lugar de residencia de la ciudad a pequeñas poblaciones. Son factores que están teniendo repercusión en el censo - de hecho, por primera vez en 10 años, la provincia de Teruel ha ganado población - y también en la vida cotidiana.
Por ejemplo, en la búsqueda de vivienda. De hecho, la falta de vivienda disponible es uno de los grandes problemas del medio rural para recibir a nuevos pobladores. Lo señalaba Vicente Pinilla, experto en despoblación y co-director del Centro de Estudios Contra la Despoblación, en el Foro de la SER de la España Vaciada de Paracuellos de Jiloca.
Desde el final del confinamiento, el teléfono no ha dejado de sonar en las inmobiliarias aragonesas y son cada vez más los que buscan espacio y luz, con especial interés por el medio rural. La demanda apunta a casas más amplias, con terraza o corral, para pasar también el invierno. Ese interés se ha traducido también, entre otras cosas, en mayores inversiones en calefacciones y sistemas de aislamiento en los domicilios.
Sin duda, el confinamiento fue más complicado en la ciudad que en el medio rural. Por eso, con el final del primer estado de alarma fueron muchos los que quisieron dar un giro a sus vidas y cambiar de hogar.
"Las personas que estaban en pisos entendieron que tenían que tener una terraza o un corral o un jardín o algo por el estilo", explica Ángeles Remartínez, responsable de la inmobiliaria Mi Casa, en Calatayud.
El interés empezó a mostrarse con el fin del primer confinamiento pero quienes decidieron quedarse comenzaron a tomar medidas ya en verano, con la instalación de sistemas de calefacción en sus domicilios.
"La temporada de estufas comienza más o menos en septiembre u octubre" pero este año "en julio ya habíamos montado varias estufas", explica Jorge Palacios, de Comercial Palacios. "Es más, la gente venía y pedía estufas de pellets y que las montáramos esa misma semana". Y es que el comentario más repetido era que "a mí si me confinan, me voy al pueblo".
Aunque si alguien se plantea o se ha planteado ir a vivir al pueblo estos meses, hay un asunto totalmente determinante: las buenas conexiones telefónicas y a internet; un bien tan necesario como escaso y que es clave para que el medio rural pueda aprovechar el auge del teletrabajo para asentar población.
José María Saldaña, investigador del I3A de la Universidad de Zaragoza, asegura que cuando las oportunidades son las mismas hay proyectos exitosos. Por ejemplo, "Barrabés, en Benasque, está vendiendo esquís a gente de Estados Unidos; al final, das la oportunidad, pones la estructura y la gente se mueve".
Solo en la provincia de Zaragoza hay 191 núcleos situados en zonas blancas (aquellas en las que no hay cobertura de banda ancha y tampoco está previsto que la haya en los tres próximos años) o en zonas grises (aquellas en las que hay una cobertura deficiente proporcionada por un solo operador y a una velocidad inferior a los 100 megas).
El éxito del 'Erasmus Rural'
Más de 40 estudiantes han participado en 2020 en la tercera edición del 'Erasmus rural' impulsado por la Diputación de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza, a pesar de las dificultades de la pandemia.
El programa Desafío se ha consolidado en apenas tres años. De hecho, este año han participado tantos jóvenes como en las dos primeras ediciones juntas. En total, más de 80, que han buscado oportunidades laborales y de vida en el entorno rural, según señala el diputado delegado del servicio Cuarto Espacio de la DPZ, Francisco Compés.
El programa Desafío, que se ha popularizado como el ‘Erasmus rural’, es una de las líneas de trabajo que ha impulsado desde su creación la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad, la primera cátedra de este tipo que se constituyó en España.
Estos estudiantes y recién graduados han podido realizar prácticas en residencias de mayores, bodegas, empresas químicas, patrimonio hidráulico, explotaciones ovinas o archivos municipales, entre otros.
Para este año 2021, la Diputación de Zaragoza destina una partida de 100.000 euros.