El Valencia sigue cuesta abajo sin tocar fondo

Valencia

El valencianismo tiene motivos para estar desesperado. Su equipo no toca fondo. El ansiado punto de inflexión (por ejemplo, aquel gol de Piccini al Huesca con Marcelino) sigue sin llegar y la sequía sigue alargándose otra semana. Una victoria en 13 jornadas. Sólo tres en 17 partidos. O lo que es lo mismo: números de descenso (es 17º pero con los mismos puntos y un partido más que el 18ª y dos más que el 19º). Que es la realidad de este Valencia de Meriton y Gracia. Y para colmo, visto lo visto, ni propiedad ni entrenador invitan a alcanzar ese punto de inflexión para remontar el vuelo; más bien al contrario y, lejos de atajar la crisis, con Meriton y Gracia el Valencia lleva un rumbo fijo: la deriva.

El Valencia empató y gracias un partido que tenía perdido ante un rival directo por la permanencia. Así de duro. Sin exageraciones. Esta es la realidad. Es más, a punto de llegar el ecuador de la Liga, el Cádiz, que tiene casi la tercera parte de Fair Play Financiero que el Valencia, tiene tres puntos más que los de Gracia. Sí, son un equipo más ‘pobre’ que el Valencia en lo económico pero mucho más ‘rico’ al poseer una fortuna con la que sueña el Valencia: identidad, orden y saber qué hacer. El Valencia de Meriton y Gracia no tiene ninguna de las tres cosas. He aquí otra diferencia a día de hoy: un equipo humilde -Cádiz- y otro pequeño (o más bien, empequeñecido) -Valencia-.

En la primera parte de este duelo entre rivales directos (sí, aunque duela hay que recalcarlo), Álvaro Cervera, que se las sabe todas y más de lo que tenga que ver con el Valencia, renunció al balón y se vio que los locales tenían orden y lo intentaban. Tuvieron la única ocasión de la primera parte (el ‘indultado’ Maxi Gómez) y buenos movimientos de Kangin, que tuvo una actuación fugaz al sustituir en el 26’ al lesionado Gameiro.

Pero la segunda parte devolvió al Valencia a su cruda realidad. El equipo empezó a perder balones en el centro (donde Wass había vuelto tras la experiencia de Esquerdo en Granada), no creó ocasiones y la defensa volvió a ser una verbena, con Correia como ‘cantante’ estrella de la velada. La prueba, la forma en la que defendió el uno contra uno frente a un Espino que colgó un balón al área que, tras un rebote, desembocó en que Choco Lozano, de tijera, aprovechara para adelantar al Cádiz.

Parecía misión imposible e incluso mandó el mismo Choco un balón al palo que podría haber sido el 0-2. Y sólo una ráfaga de calidad de los dos jugadores más talentosos de este Valencia iba a traducirse en el gol del maquillaje. Como en San Sebastián y tantas otras veces, Gayà pone un buen y preciso centro y Maxi Gómez remata de cabeza de forma impecable. Pero lejos de gozar de unos minutos de viento a favor empujado por el gol, este Valencia zombi no tuvo ni ese efecto. Más bien al contrario, la última del partido la tuvo Jonsson con un derechazo que afortunadamente se fue junto al palo derecho de la portería de Jaume.

Así que otro baño de cruda realidad de este Valencia llamado a sufrir mucho y, salvo giro, hoy por hoy inesperado, de rumbo, incapaz de ganar en Mestalla a equipos como el Cádiz, el Huesca o fuera de casa sucumbir ante el Elche. Y el domingo, Valladolid, otra final ante un rival directo. Y con lo mismo, sin refuerzos y con los actores de este desastroso Valencia.