O tremendismo o fatalismo
El Govern se muestra tremendista a la hora de dictar restricciones que han sido las más radicales de Europa, y que siempre han coincidido con un empeoramiento de los datos de contagios

La línea roja de Matías Vallés (12/01/21)
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Palma
Hay que presuponer la buena fe del Govern en su endurecimiento diario de la vida de los ciudadanos para afrontar la covid.
Y por otra parte, no sobrarían hoy candidatos a los altos cargos sanitarios.
Lo que se le debe pedir al Govern es que no afronte la pandemia con dos enfoques opuestos y por tanto contradictorios.
Desde antiguo, los vicios del español han sido el tremendismo y el fatalismo.
O sea, el tomarse las cosas por la tremenda y el concluir que no hay nada que hacer porque la situación no tiene remedio.
En los baleares prima el fatalismo del tanmateix, pero eso no es hoy lo importante.
El Govern quiere derrotar al virus con tremendismo y fatalismo a la vez, lo cual no puede ser y además es imposible, que diría Rafael Guerra.
El Govern se muestra tremendista a la hora de dictar restricciones que han sido las más radicales de Europa, y que siempre han coincidido con un empeoramiento de los datos de contagios.
Y el Govern se muestra a la vez fatalista con las vacunas, que son la única esperanza.
No llegan suficientes dosis, las que llegan no se inyectan, Madrid y Europa no nos quieren, la letanía habitual.
O tremendismo o fatalismo, porque ambas a la vez son una combinación letal.




