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"Si me pinchan, no sangro": la respuesta de un directivo cuando Eloy Olaya propuso a Marcelino como entrenador

El primer director deportivo que apostó por el hoy técnico de moda del fútbol español recuerda la "sorpresa mayúscula" que su idea generó en el consejo de administración del Sporting en 2003

Eloy Olaya sobre Marcelino García Toral

Eloy Olaya sobre Marcelino García Toral

08:26

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Gijón

El tiempo le ha dado la razón, pero hay que reconocer la valentía de Eloy Olaya cuando, en 2003, el entonces director deportivo del Sporting propuso el nombramiento de Marcelino García Toral como entrenador del primer equipo gijonés. La decisión de apostar por un técnico de la casa, sin experiencia ni palmarés, le generó una catarata de críticas que, todavía hoy, Olaya recuerda. 18 años después, Marcelino se ha convertido en uno de los entrenadores más cotizados del fútbol nacional e, incluso, internacional. El título de la Supercopa de España con el Athletic Club de Bilbao, solo un par de semanas después de tomar las riendas del banquillo vasco, engorda el palmarés de un entrenador que, a base de trabajo y una dedicación casi obsesiva por su profesión, ha superado la previsión más optimista.

Eloy Olaya recuerda perfectamente aquellos días de 2003 en los que, avalado por el resto del cuerpo técnico, propuso el nombre de Marcelino para el banquillo del primer equipo y las reacciones que aquello generó. "Fue una sorpresa mayúscula para el consejo de administración del club. Algún consejero dijo 'si me pinchan, no sangro", recordaba el antiguo director deportivo rojiblanco este lunes en SER Deportivos Gijón, al mismo tiempo que rememoraba todos los correos electrónicos cargados de críticas y reproches que fue borrando aquellos días y que, con el paso del tiempo, lamenta no haber guardado.

Eran años difíciles para el Sporting, empufado hasta las cejas, con el concurso de acreedores picando a la puerta y tras cinco años en Segunda en los que el equipo no se había metido, ni de casualidad, en puestos de ascenso. La salida de Antonio Maceda, tras no cumplir los objetivos, dejaba vacante el banquillo y varias de las opciones que se pusieron sobre la mesa fracasaron. Sin embargo, Eloy tenía una baza guardada. Apoyado por el resto de técnicos de la casa, como Tati Valdés y Pepe Acebal, Olaya apostó fuerte por Marcelino García Toral, el técnico del filial. Exjugador del Sporting, había destacado como entrenador en el Lealtad de Villaviciosa, al que había ascendido, pero los resultados desde su llegada a Mareo no habían sido buenos: el filial había descendido a Tercera y, en su segundo año, el ascenso se le había escapado. Sin embargo, su dedicación y su forma de trabajar tenían cautivados a sus compañeros de la entidad.

Cuiosamente, antes que el propio Marcelino, la advertida de lo que iba a pasar fue su mujer, Mari. "Me la encontré en un campo de fútbol y le dije que estuviera preparada para lo que se le venía encima. No hizo falta decirle más; ya lo intuyó", recordaba Eloy en SER Gijón.

El primer filtro que tuvo que pasar la propuesta fue el del director general del club, Alfredo García Amado. "Él estuvo convencido desde el primer momento", recuerda Eloy. Diferente fue la reacción del consejo de administración. Tras el 'shock' inicial, el gijonés recuerda cómo uno de los directivos, ya fallecido, le tendió un guante. "Fue el más coherente. Me pidió que diera los motivos de mi propuesta, yo expuse mis razones y, tras una tarde de deliberación, salió adelante".

El inicio fue difícil. El ambiente estaba crispado, muchos eran escépticos con el nombramiento y la pretemporada, cargada de malos resultados, no ayudó. La asistencia a El Molinón se resintió. En la primera jornada, el Sporting perdió. Pero Marcelino fue dándole forma a un equipo que una mañana de domingo, en un partido contra el Numancia, se ganó el corazón de los poco más de 8.000 espectadores que estaban en la grada. Poco a poco, la gente fue sumándose a la causa. Y aquella temporada, en la que el Sporting rozó el ascenso (qué hubiera sido de aquel equipo de no haberse cruzado Rodado Rodríguez en su camino una tarde en Eibar), el sentimiento sportinguista se recuperó. El técnico de Careñes aguantó en el banquillo rojiblanco un año más, en el que las cosas no salieron tan bien. A partir de ahí, empezó a volar solo. Huelva, Santander, Zaragoza, Sevilla, Villarreal, Valencia... Marcelino fue labrando su fama y ampliando su palmarés con ascensos a Primera, clasificaciones históricas para competición europea, acceso a semifinales de la Europa League o, en mitad del huracán del Valencia, su primer título: una Copa del Rey. El segundo ha llegado a los pocos días de aterrizar en Bilbao. Ya nadie le discute los méritos a un entrenador al que nadie le ha regalado nada. Ya nadie dirá, cuando un director deportivo de un club puntero proponga su nombre, "si me pinchan, no sangro".

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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