Luto en la sociedad dianense por la muerte de José Manuel Moñino
Fue presidente del CD Dénia

José Manuel Moñino entre Juan Carlos Signes y Gema Estrela. / Javier Zamora

Dénia
Este fin de semana nos llegó el trágico fallecimiento de José Manuel Moñino, uno de los presidentes más carismáticos en la historia del CD Dénia.
Moñino fue un presidente que tuvo la suerte de ser cocinero antes que fraile; vamos, jugador antes que entrenador. Esto es toda una ventaja a la hora de presidir un club como el dianense.
De trato directo con los jugadores y entrenadores a los que siempre miró a la cara, nunca fue por detrás, y esto es algo que le honra. De carácter fuerte no le tembló el pulso a la hora de dar bajas a técnicos o jugadores, fuesen quienes fuesen.
Como deportista siempre fue muy competitivo y como presidente todavía más. Pedía a todos sus jugadores que pensaran en el escudo que llevaban en el pecho. No le valían aquellos que iban a medio gas, quería lo máximo. Su particular forma de llevar la entidad le permitió ir de la mano de otro dianense, Miguel Barber, presidente del CD Jávea, en la temporada 90-91, en la lucha por jugar la promoción de ascenso a Segunda División B. El tanto de Toni Roselló en L’ Olleria ha sido de los celebrados en Dénia.
En esa temporada las cosas fueron muy complicadas, con Salvador Quiles como entrenador se formó un equipo con fichajes estrellas: García en la portería; Mani, en defensa: Vicente Blanco en el centro del campo, junto a Vicente Cereza y arriba Javi Tur. El resto de la plantilla lo formaron jugadores dianenses: Paco Pastor en la portería, con Molina, Roselló, Toni, los hermanos Barber, Sauquillo, Gil, Roldán, Waerners. Valentín, Pedro Noguera, jugaron por primera vez la promoción a la división de bronce del fútbol español.
Playas Calvía, Mar Menor y Nastic Tarragona fueron sus rivales y los catalanes fueron los que ascendieron. Esa temporada fue la última de José Manuel Moñino al frente del club. Dejó el listón muy alto para el siguiente presidente que fue Roberto Sobrecases.
Pero Moñino siguió de cerca como socio al club que tanto amaba y no dudó en ponerse a disposición de cualquier otro presidente que le pidió ayuda. Trabajó cerca de la directiva formada por Javier Ferreres y Eric Barber, la más gloriosa del club, con ascenso incluido a Segunda División B, logrado por la anterior en la que Nicolás Merle fue el presidente.
Moñino era de los pocos seguidores que acompañaron al equipo en tierras catalanas en su andadura por la Segunda B” Siempre que pudo estuvo al lado del club. Fue un hombre muy especial, ya que igual ejercía de presidente que dirigía los entrenamientos, hasta llegó a sentarse en el banquillo dianense y hacer labores de utillero y masajista.
Evidentemente que estuvo presente en Sevilla cuando el equipo de sus amores disputó la Copa del Rey y últimamente se quejaba de la crisis en la que ha caído el fútbol regional.
A buen seguro que arriba en el cielo se reunirá con su buen amigo Jaume Serra, con quien compartió tantas y tantas tardes de fútbol, entre sus conversaciones seguro que se hablará del CD Dénia y de este o aquel jugador para ficharle.
Descanse en paz.




