La cesta de la compra de un celíaco se ha incrementado en 1.070 euros por las restricciones de movilidad

Palencia

Los precios de los productos sin gluten han bajado a lo largo de 2020, sin embargo lo han hecho en menor proporción que los del resto de productos por lo que la diferencia entre ambas cestas de la compra ha vuelto a subir hasta los 935 euros mientras que el año anterior esa diferencia era de 910 euros. Una diferencia que se ha visto incrementada por las restricciones a la movilidad a causa del estado de alarma por el Covid-19 y que ha impedido a muchos celíacos poder comprar en grandes superficies lo que ha provocado que ese incremento llegue a los 1.070 euros más al año. Eso para una familia con un sólo miembro celíaco, pero teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad genética es más que posible haya más de un miembro con esta enfermedad lo que multiplica el coste por dos o por tres.

Sigue la tendencia de bajada de precios de productos sin gluten, pero en menor medida que la bajada que muestran los productos con gluten lo que supone un gasto extraordinario para estas personas cuyo único tratamiento existente es comer sin gluten. Los productos con mayor diferencia son el pan rallado, as magdalenas y las galletas con chocolate seguidas de las harinas, el pan y las tartas. Desde hace años uno de los objetivos de la Asociación Celíaca de Castilla y León (ACECALE), es concienciar de la necesidad de articular ayudas para estas personas, entienden que es difícil bajar los precios ya que su coste y elaboración es más elevado, pero, al igual que ocurre en otros países de la Unión Europea son necesarias esas ayudas, bien de forma directa a las empresas que fabrican estos productos, bien a través de rebajas en el IRPF o, como en Italia, a través de ayudas directas para la compra de productos de primera necesidad tal y como nos explica César García, coordinador de ACECALE.

Uno de los logros más importantes de los últimos años es la certificación de la celiaquía como enfermedad autoinmune, no se trata como se creía en un inicio de una intolerancia alimentaria que sólo provoca problemas intestinales, se trata de una enfermedad muy seria que está relacionada con otros muchos problemas como la dermatitis, las migrañas e, incluso, los abortos de repetición. Y aunque cada vez la sociedad está más concienciada sigue siendo necesaria una mayor implicación, desde los colegios en los comedores escolares a los establecimientos hosteleros, ya que no es suficiente contar con una carta de alérgenos sino que es preciso una formación sobre la contaminación cruzada, a la disponibilidad de alimentos básicos sin gluten en los establecimientos e incluso en las máquinas dispensadoras de comida en empresas o lugares públicos