Diez años para conseguir la lechuga perfecta: así se buscan nuevas variedades de verduras y hortalizas

Murcia

Conseguir la lechuga perfecta para meterla entre la carne, el queso fundido y el pan de una hamburguesa lleva diez años. Ése es el periodo medio que se tarda en desarrollar cualquier nueva variedad vegetal que comemos. Eso es lo que tenemos que esperar para que esa lechuga mantenga su vigor y cuando le hinquemos el diente escuchemos ese "crunch" que al sonar nos da una idea del frescor del producto.

El trabajo para encontrar esas variedades lo desarrollan las casas de semillas en sus centros de mejora genética y la Región de Murcia puede presumir de concentrar algunas de las instalaciones de estas importantes marcas reconocidas en todo el mundo.

En 'A Vivir Tierra y Mar' hemos tenido la oportunidad de conocer cómo es de primera mano ese trabajo en el centro de mejora genética de Nunhems-BASF en la pedanía de La Palma, en Cartagena, donde Juan Pedro Pérez Abellán nos ha hablado de su alcance.

Desde la genética a la biotecnología, pasando por las técnicas de cultivo, la estadística, estudios de mercado o el marketing, conseguir estas variedades exigen una gran inversión de tiempo y dinero. En esta tarea, el papel del breeder es fundamental: él es el encargado de la búsqueda, selección y desarrollo de nuevas semillas.

En La Palma, en su finca de experimentación, BASF ensaya la plantación de hasta 250 variedades diferentes de lechuga y espinacas, a la búsqueda de aquellas que cumplan con las expectativas de agricultores y consumidores. Además, también son referente en semilla de alcachofa y cuentan con la patente de la variedad híbrida de este producto, cuyo cultivo está creciendo en la Región de Murcia empujado por la demanda de los mercados europeos.

De esta forma, las lechugas que aquí se mejoran acaban cultivándose en el Valle de Salinas, en California (EE.UU.), o en Perú y Chilé, en el caso de las alcachofas.