Los socialistas optan por ganar tiempo en busca de un consenso que se escapa
Santa Cruz de Tenerife
Sin fecha fijada. La dirección regional socialista se vio obligada a suspender la Ejecutiva donde anoche debería haberse elegido al sustituto de Pedro Ramos como senador de la comunidad autónoma. La razón alegada fue la dificultad para que los miembros de la Ejecutiva llegaran a tiempo a la reunión, ya que se había convocado con poco margen. De hecho, a algunos los pilló la espantada ya casi con un pie en la escalerilla del avión.
La pelea interna en el seno del PSOE canario entre la Ejecutiva tinerfeña, que respalda a Santiago Pérez, y los partidarios del todavía presidente del Cabildo de Fuerteventura, Blas Acosta, se había enconado hasta tal punto que se hizo necesario ganar tiempo para calmar la revoltura. Es otro asunto interno del PSOE canario que amenaza con terminar en la puerta de Ferraz.
Después de varios días en los que el equipo de Ángel Víctor Torres ha tratado por todos los medios de buscar una solución elegante al entuerto, la reyerta se esparcía ayer por los pasillos del Parlamento. La tensión era tal que a sus señorías hasta les costaba seguir el pleno.
Las salidas propuestas se fueron desplomando una a una porque ya a nadie le parecía bien nada. Ni Sergio Matos, ni Gilberto Diaz, ni Teresa Cruz, ni los gomeros reclamando que fuera uno de los suyos porque, a fin de cuentas, la partida de nacimiento de Pedro Ramos se firmó en la isla colombina. Ninguna posibilidad cosechaba otra cosa que un guirigay.
Al final, todo se reducía a volver a Pérez y Acosta. Los partidarios de Pérez se han desgañitado aludiendo a los asuntos pendientes del majorero con la justicia por presunta administración desleal e insolvencia punible. Según ellos, Ferraz no aceptaría nunca un senador con semejante historial.
Pero Santiago Pérez, que también tiene pendiente una instrucción por presunta obstrucción a la justicia, ha pisado demasiados callos durante sus 9 años de exilio del PSOE como para cosechar muchas simpatías.
La última propuesta de ayer fue casi a la desesperada: repartirse los 2 años y medio que quedan de estadía senatorial. Pero la cosa ya no estaba para soluciones salomónicas y sólo quedaba levantar el tablero y echarlo a un lado para ganar tiempo. Aunque ello supusiera, incluso, tener q sacar del orden del día del Parlamento el nombramiento de senador.
