"Hola, Glovo": Repartidores a domicilio recorren las calles de Palma
Un equipo de la SER acompaña a dos 'riders' durante sus entregas
Reportaje 'riders'
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Palma
Quienes hayan pedido comida a domicilio les sonará familiar este saludo: "Hola, Glovo". Son los mensajeros conocidos como ‘riders’ que no solo reparten comida sino también cualquier cosa que pueda caber en sus mochilas llamativas en forma de cubo: desde un táper con comida casera, pesas, tabaco o incluso se han dado casos de haber transportado estupefacientes, algo totalmente prohibido.
En la semana que este colectivo se ha manifestado en diferentes ciudades de todo el país en contra de la ley nacional conocida como ‘rider’, un equipo de la SER ha querido acompañar durante algunas horas en el reparto de comida a domicilio a dos trabajadores autónomos. Ambos se desplazan en una bicicleta de montaña y son capaces de recorrer hasta cien kilómetros en una jornada completa de hasta diez horas seguidas.
El móvil es su herramienta de trabajo. Sebas Vilches no se despega de él. Lleva algo más de un año en Glovo. Este veinteañero se conoce prácticamente todas las calles del centro de Palma. No paran de entrarle pedidos, tanto que incluso nos cuesta mantener una conversación sin ser interrumpidos por el teléfono.
Defiende que es un empleo bien pagado. Cobra un sueldo que supera los mil euros mensuales y asegura que lo que más le gusta es la libertad del trabajo. Puede decidir qué días librar y organizarse a su manera.
La paciencia es otra de las virtudes que uno aprende siendo repartidor al tener que enfrentarse a diario con miles de conductores, y que en algunas ocasiones se encaran con los ciclistas.
Los días de lluvia cobran un suplemento. Es el caso de Sergio Bermúdez, que coge el coche cuando el tiempo no acompaña y encima se lleva un plus, en concreto un 30 por ciento más. Roza los cuarenta años y afirma que es un empleo para aquellas personas que de verdad quieran trabajar. Los días en los que no llueve va en bicicleta. De hecho, lleva algo más de dos años trabajando para tres plataformas distintas (Glovo, Deliveroo y Uber Eats) al mismo tiempo. Asegura que además de ahorrar dinero también se ha puesto en forma.
Cada plataforma tiene sus peculiaridades. Nos recibe con la mochila de Deliveroo, algo desgastada, de color azul claro y con muchos elementos reflectantes. Depende de los días y de las horas hay más o menos pedidos. Los fines de semana a la hora del almuerzo o de la cena es cuando más encargos reciben. Sin embargo, con la apertura de las terrazas esta semana la actividad ha bajado ligeramente. Mientras que durante el confinamiento su trabajo era constante.
Entre los propios trabajadores se saludan, sobre todo los más veteranos. Aunque también existe la picaresca para nos novatos. Se dan situaciones en las que les han llegado a recomendar zonas con escasos pedidos para quedarse ellos con los puntos calientes, como Plaza de España y Ocimax.
En cualquier caso, los más de 250 trabajadores autónomos que reparten a diario comida a domicilio en las Islas, reivindican continuar con la misma figura laboral y no ser asalariados como se contempla en la futura ley de los ‘riders’. Si se llegase a aprobar sus beneficios podrían reducirse a la mitad.