Sus señorías se montan un 2 de mayo y convocan elecciones anticipadas

Alicante

Don Juan Carlos I de Manuel el Poliamoroso inaugura este pantano en un sinvivir: “El magnate provincial Rupert Murdoch, capaz de derrocar gobiernos y hacer listas de todo el espectro político-cultural-social, incluso la lista de opositores a conductores de autobús de La Segorbina, no se ha pronunciado sobre el hecho semanal. ¡Hemos ido del ayuno al Ayuso intermitente, hijos míos!”. (Estimados radioyentes, este Gabinete no se responsabiliza de la opinión de sus señorías, que son unos trapisondistas).

A pesar de que el Sr. de Manuel se declara abiertamente rendido admirador del líder de la oposición en el Consistorio de la ciudad de Alicante, su señoría propone al Pleno la reprobación de Don Paco Sanguino, por no haber respondido en tiempo y forma a la entusiasta felicitación del Sr. Eulogio por su natalicio. Los rugidos del pueblo suenan en lontananza. Don Gonzalo, que es un pedazo de pan, salva el pescuezo del edil socialista y vota No a la moción. Pollice verso, el Sr. Mestre decanta la votación y le da el capón de gracia. Ante tamaña crisis, sus señorías se montan un 2 de mayo y el Sr. Arcaya se ve obligado a convocar elecciones anticipadas.

El de Manuel presenta una fe de vida para probar su condición de vivito y coleando: “Sí que escribo este fin de semana en Alicante Plaza, que ya he leído mi esquela por ahí”. Convenientemente escudriñada por los señores Eulogio y Mestre, la prueba documental -a saber: columna de opinión escrita sobre una servilleta del bar Guillermo con restos de ensaladilla- es celosamente custodiada por los maceros del Gabinete hasta su publicación. El Sr. Arcaya registra cuidadosamente todo el proceso en el libro de actas: «No estaba muerto, estaba de parranda».

Reción llegado del Teatro Rialto y todavía ataviado con el vestuario de horchatera valenciana, el Sr. Mestre da una vuelta al ruedo saludando con la manita al respetable. Sus señorías abandonan el edificio bailando la conga: tres pasitos pa'lante, tres pasitos p'atrás y patada al aire. Al Sr. Eulogio le da un tabardillo de la risa y es atendido por el equipo médico habitual.