Derrota delirante y agujero negro abierto

Vitoria

El Alavés empezó mejor que el rival en Mendizorroza. Llevaba la iniciativa y se asomaba por el área celeste con balones filtrados de jugadores como Pellistri o Jota Peleteiro. Ximo Navarro y Rioja pudieron marcar en la primera parte. En realidad, el primer tiro en el pie se lo pegó, una vez más, el entrenador con la ausencia de Lucas Pérez en la convocatoria. Tiene mala pinta incluso que Abelardo vuelva a contar con el gallego. Otra cosa es que el Pitu termine la temporada porque ha sumado 5 de los últimos 33 puntos y la paciencia tiene un límite.

Por ahora, lo que le salva es que hay un juicio pendiente con Asier Garitano que, si se cumple la lógica, ganará el técnico del Leganés. También hay que pagarle a Pablo Machín, que fue cesado en el mes de enero tras caer contra el Cádiz. Si se echa a Abelardo Fernández y se trae a otro entrenador, habría que pagar el sueldo de cuatro técnicos en una sola temporada. Y el arca albiazul no está para alegrías. También es cierto que Josean Querejeta, que es el que toma las decisiones de verdad como propietario de la entidad, no suele caracterizarse precisamente por tener mucha paciencia. Si el Pitu libra también será gracias a que le apoya el Director Deportivo, Sergio Fernández. Pero no habría que descartar un movimiento similar al reclutamiento a última hora del año pasado como ocurrió con López Muñiz.

Pero el conjunto albiazul es un flan en defensa. Lejeune, muy desafortunado, perdió un balón que intentaba sacar jugado y, con un Pacheco poco fiable con el pie y la media salida, llegó el 0-1. Corría el minuto 8 pero es que Aspas en el 14 y Santi Mina en el 19, colocaron el 0-3 cuando apenas se aproximaba el ecuador de la primera parte. A partir de ahí, nada de nada en ataque, un doble cambio sustituyendo piezas y un balón más al palo del Celta de Vigo. Nolito pudo hacer el 0-4 tras otro regalo de Lejeune. Pacheco la tocó y realizó un paradón porque fue la madera la que evitó el sonrojo total.

Jeyson Murillo dejó a su equipo con diez efectivos en el 53 con una segunda amarilla muy rigurosa. Pero ni con esas. Sólo dominio del balón, llegadas inocentes y remates sin demasiado peligro de Battaglia y Laguardia. En el 85 lo consiguió Lejeune tras un barullo en la defensa y varias protestas de los vigueses, pero era ya demasiado tarde. Estado absoluto de depresión ante un Celta inspirado en la primera parte que luego vivió de las rentas. Los Tres Mosqueteros mojaron y dejaron su huella en Mendizorroza y los celestes se quedan a 8 puntos de Europa en una zona muy cómoda de la clasificación.