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El Palacio de Navarra no recibirá al Ángel de Aralar

Es la primera vez que el Gobierno de Navarra no organiza una recepción ni misa para la imagen religiosa en su sede institucional

El gobierno de Navarra recibe en la escalera principal del Palacio de Navarra al Ángel de Aralar en 2018 / Gobierno de Navarra

Pamplona

El Gobierno de Navarra no recibirá este miércoles a la imagen de San Miguel de Aralar, que llegó el pasado lunes a Pamplona, como cada semana después de Pascua. El ejecutivo presidido por María Chivite (PSN) ha decidido este año prescindir de la recepción institucional que el Palacio de Navarra organizaba anualmente durante la semana que la imagen visita la capital. El gobierno foral se suma así al Parlamento en la lista de instituciones civiles en las que se elimina ese evento religioso, que sí se ha mantenido en el Ayuntamiento de Pamplona, tanto con Enrique Maya (Navarra Suma), como alcalde, como en la anterior corporación con Joseba Asirón (EH Bildu) al frente. Se trata de la primera vez, desde la inauguración del Palacio de Navarra en 1852, que la imagen religiosa no es recibida oficialmente en la sede del poder institucional.

En el caso del Parlamento, fue en 2017 cuando el capellán de Aralar, Mikel Garciandia, decidió no acudir a la cámara ante el debate que generaba entre los grupos, ya que la Junta de Portavoces había debatido ya durante varios años la eliminación de esa recepción. Primero IE, y posteriormente también PSN, EH Bildu y Podemos, consideraban que el legislativo no debía realizar eventos de carácter religioso. En 2016, el ángel sí fue recibido en el Parlamento, pero se trasladó el acto a la sala institucional en vez de al hemiciclo, que se reserva para actos solemnes habitualmente y que era donde se le recibía hasta entonces. Sin embargo, la estatua sí mantuvo hasta 2019 la recepción en el Palacio de Navarra, con Uxue Barkos (Geroa Bai) como presidenta. De hecho, la llegada del Ángel de Aralar, se ha realizado durante décadas en la sede del ejecutivo con el protocolo reservado para los jefes de Estado. Acudía el gobierno en pleno acompañados de los timbaleros, maceros y el rey de armas y la efigie religiosa subía las escaleras principales del palacio con el sonido del Himno de Navarra hasta la capilla del recinto, anexa al Salón del Trono, donde se celebraba una misa. De hecho, la misa de recepción a San Miguel era la única ocasión en la que se utilizaba esa capilla hasta ahora.

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