¿De qué 12 días me habla?
Gabilondo matiza la oferta lanzada a Iglesias para lograr un cambio en Madrid y Ayuso se muestra intencionadamente ausente en su único debate electoral en el que solo se desmarcó de Vox al hablar de los menores extranjeros
Madrid
"Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones". Faltaban pocos minutos para que echara el cierre el único debate electoral a seis y que hasta ese momento había transcurrido sin grandes anuncios y con reproches entre bloques. Gabilondo, lanzaba entonces el guante al candidato de Unidas Podemos para sorpresa de la izquierda y de todos los que unos días antes le habían escuchado decir que "con este Iglesias no".
Iglesias acogió bien la oferta pero el propio Gabilondo, ya con las cámaras del debate apagadas, matizó que solo apelaba "a su responsabilidad para permitir que haya un cambio en Madrid". ¿Se explicó mal Gabilondo? ¿Intuyó que estaba incurriendo en contradicción o simplemente el PSOE considera que todavía no es momento de renunciar al voto de centro?
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Da igual. Lo cierto es que dentro de 12 días, nadie recordará este debate. Si la izquierda suma, los dos, Gabilondo e Iglesias, están condenados a entenderse por mucho que discrepen en vivienda o en política fiscal. "Compartimos los objetivos y los propósitos", le respondió Gabilondo a Iglesias cuando este reiteró su propuesta para fijar precios máximos al alquiler.
En menos de dos semanas, cualquier oferta será papel mojado si la izquierda no logra ilusionar y remontar una carrera en la que Díaz Ayuso parte con mucha ventaja.
Pasar desapercibida y no cometer errores
Ayuso siguió en Telemadrid el consejo de sus asesores: pasar desapercibida y no cometer errores graves. Su principal tropiezo fue entrar en la provocación dialéctica con Iglesias. Muy incómoda y descolocada, acabó refugiándose en el chalé de Galapagar.
Como digo, la presidenta estuvo intencionadamente ausente. Incluso durante los bloques que tiene tan trabajados como el modelo económico, dejó que Edmundo Bal (Cs) o Rocío Monasterio (Vox) se enzarzaran solitos. Ayuso solo marcó distancias con su ex socio y su socio preferente para remarcar, en referencia a Ciudadanos, que los naranjas apostaron por cerrar en Navidad y que ella frenó la idea de Aguado de un Stop & Go. A Monasterio, como hizo por la mañana en la SER, le reprochó su posición sobre los menores extranjeros no acompañados. El resto, fue una repetición de mensajes ya conocidos sobre su concepto de libertad trufados con ataques a la Moncloa. Todo previsible.
No perderemos en tiempo en situar a un ganador o perdedor porque aquí gana quien gobierna y ningún candidato puede embriagarse con el recuerdo de una buena noche. Entre los miembros de los dos bloques existe un pacto de no agresión. En cuanto a los carteles, a Iglesias se le vio cómodo y rodado en estos formatos. A Monasterio desesperada por colar a los 'okupas' y a los inmigrantes a toda costa. A Edmundo Bal le pudieron descubrir anoche muchos madrileños, ahora está por ver si le votan... y Mónica García, visiblemente nerviosa en su estreno, se esforzó en aterrizar el debate en Madrid pero mostró de nuevo signos de flaqueza cuando le tocó discutir sobre cuestiones no sanitarias. En cuanto a Gabilondo, nos ha quedado claro, "no soy Sánchez". El problema, en realidad, es que en esta campaña Gabilondo -con sus defectos y virtudes- tampoco es Gabilondo.
Este viernes tendremos segundo round con los candidatos en la SER desde las 11 de la mañana. Habrá una silla vacía, la de Ayuso que no quiere discutir más sobre las mismas ideas en otros medios. No se inquieten. Ayer la presidenta decidió asistir por compromiso a un debate electoral en la televisión pública en el que nunca llegó a participar.
Javier Casal
Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...