Lo peligroso de la vacuna es la seguridad

Palma

Buenos días. La “falsa sensación de seguridad” fue una expresión que tuvo éxito, en labios de Fernando Simón, para desaconsejar la obligatoriedad de las mascarillas cuando no había suficientes para todos.

Las mascarillas llegaron, pero la “falsa seguridad” sigue siendo aplicable a la pandemia.

Por ejemplo, la vacunación es la nueva mili.

Los recién vacunados explican su peripecia a un público cautivo, nunca una inyección dio para tanta épica.

La primera pregunta se refiere siempre a si han sufrido efectos secundarios.

Por alguna razón desconocida, este interrogante sobre las secuelas se formula con especial ansiedad a los vacunados con AstraZeneca.

Un compañero de dicha persuasión me decía ayer que “el único efecto secundario que he sufrido es la falsa seguridad que te da la vacuna. Te sientes como si ya no necesitaras tomar precauciones y el virus hubiera desaparecido”.

Este síndrome de la falsa sensación de seguridad del vacunado en un entorno todavía hostil no solo se transmite a quienes han atravesado la covid generando anticuerpos protectores, sino a quienes se han hecho una PCR o untest con resultados negativos.

Hasta el punto de que en Austria atribuyen un repunte de casos a haber realizado demasiadas pruebas.

El resumen es muy sencillo, la sensación de seguridad siempre es falsa.