Nada nuevo en los 30 años desde Cabrera
No es una crítica exclusiva al Gobierno o a la oposición, tampoco las debilitadas fuerzas ecologistas podrían emprender hoy una campaña de ambición similar
La línea roja Matías Vallés (03/05/2021)
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Palma
Buenos días. La celebración de los treinta años de la declaración de Cabrera como Parque Nacional Marítimo-Terrestre sirve para resaltar que en tres largas décadas no ha habido ningún movimiento de protección semejante.
Sobre todo, los festejos alrededor de Cabrera demuestran que hoy serían imposibles el impulso y el consenso para lograr una hazaña de igual calado.
No es una crítica exclusiva al Gobierno o a la oposición, tampoco las debilitadas fuerzas ecologistas podrían emprender hoy una campaña de ambición similar.
La protección integral de Cabrera coincide en 1991 con la aprobación de la Ley de Espacios Naturales, sin duda la clave de arco de la preservación medioambiental, según demuestran los políticos encarcelados por violar esta norma del PP de Gabriel Cañellas.
Basta comparar a Cabrera con las faltas de respeto a la Tramuntana que han caracterizado su primera década como Patrimonio de la Unesco.
Las hipócritas protecciones actuales conllevan más agujeros para desarrollos urbanísticos que reglas mínimamente conservacionistas.
Ya no hay jóvenes que invadan la Dragonera, para lograr el mantenimiento de su virginidad.
Esta falta de ambición de una sociedad para garantizar su patrimonio es más indicativa de su declive que una pandemia.
