Curro Albaicín: "Granada está dormida; no he visto políticos más chungos en mi vida"

Granada

Curro Albaicín es la imagen del Sacromonte del último medio siglo. Francisco Guardia Contreras nació allí mismo en el año 1948 en el seno de 'Los Cabreras', una familia de una larga tradición flamenca. Hijo de María, que cantaba, y de Miguel, que era aguador. Con cuatro año ya bailaba delante de quien hiciese falta, daba igual si era una vecina de Granada, o una estrella de Hollywood como Ava Gardner.

Compañero de aventuras de una enorme generación de flamencos, de Mario Marya, de Manolete, cuenta Curro en la entrevista que desde muy temprano "se sintió artista" pero también "en mi casa querían que aprendiese un oficio de verdad", y fue electricista, chatarrero, vendió flores.

Cuenta sus inicios en la sala de fiestas El Rey Chico, que era como el lado oscuro de una Granada "muy cerrada y allí nos desmadrábamos un poquito"; y relata cómo descubrió a Federico García Lorca "por casualidad" cuando con apenas diez años le regalaron un Cancionero Gitano que hubo de guardar en casa de su tía porque su padre quería quemarlo cuando lo vio en casa. "Mi padre decía, qué nos matan, qué nos matan, y yo lo escondí en casa de mi tí y allí iba a leerlo cada tarde", cuenta.

Curro su muestra muy crítico cuando de hablar de su barrio se trata. Un Sacromonte decadente y abandonado. "No he visto políticos más chungos en mi vida. Están en una ciudad donde es todo arte y cuando uno es alcalde de una ciudad como Granada hau que ser más sensible", denuncia Curro elevando el tono, y añadiendo después que "se ha tirado Torres Hurtado trece años y no ha pegado ni un ladrillo allí; este alcalde que hay ahora es transparente, no se le ve para nada. Solo Antonio Jara, que hizo la Vereda de Enmedio y arregló el barrio un poco, hizo una obra en condiciones".

Con los años, no sólo se acabó imponiendo la vena artística sino que fue creciente su deseo de divulgar el arte flamenco por el mundo, de interpretar, de sentir, de cantar, de bailar, de recitar a Federico; y también de defender el Sacromonte como su propia vida. "De allí ya solo me sacan entre cuatro, de allí no me quiero ir nunca; ni a un palacio, ni a un castillo, no hay nada comparable con ese Valle del Paraíso, con esa luz, esa magia".

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Todo eso Curro Albaicín. Es arte. Es compromiso. Es herencia, legado, flamenco. Y es Sacromonte. Es un eslabón de la historia de Granada y un representante de su más pura esencia.

Escucha aquí la entrevita con Curro Albaicín