Un toque de queda de puertas abiertas

Palma

Buenos días. El Govern ha decidido que Balears siga sometida a las restricciones más radicales de España, aunque puede presumir de indicadores suaves de la covid.

Es una opción bendecida hoy judicialmente y que mañana compulsarán los votantes.

En este apartado, al Govern le conviene que los ciudadanos de Balears tengan un comportamiento electoral tan distinto como sea imaginable de los madrileños.

El Govern ha apostado por un toque de queda interminable el mismo día en que obtenía la tasa de positividad más baja de la pandemia. El uno por ciento de las pruebas corresponden a un contagio, cuando llegó a superarse el diez.

Estas medidas se adoptan para conquistar el turismo británico, pero el Govern olvida que el famoso semáforo de Londres también contempla los índices de vacunación, donde Balears puntúa bajo.

Y esta dependencia absoluta del extranjero nos lleva a la contradicción más flagrante de un toque de queda de puertas abiertas.

La esencia del toque de queda es el encierro, el enclaustramiento, la inmovilización.

Sin embargo, en Balears se quiere a la población encerrada para que lleguen millones de personas del espacio exterior llamadas turistas, una contradicción difícil de entender como tantas cosas en esta pandemia.