Zaldiharana, terapia con caballos en una hípica inclusiva

Vitoria

Zaldiharana es el único centro hípico inclusivo de Euskadi, situado en el Valle de Arana, entre San Vicente de Arana y Alda. La esencia de este proyecto es la hipoterapia; 22 familias reciben en este momento este servicio que atiende a diferentes necesidades de personas con capacidades diversas, pero es también una hípica abierta a toda la ciudadanía y que ofrece una atención muy individualizada.

Entre las familias que acuden a terapia están las de Oier e Izar. Oier, el jinete más veterano, cuenta cómo el caballo le ha ayudado en este tiempo a mejorar muchos aspectos de su día a día. Su parálisis cerebral condiciona, entre otras, cosas su andar; cuenta cómo antes, por su forma de pisar, rompía zapatos a diestro y siniestro. Ahora el calzado le dura mucho más allá de un mes, ya no choca las rodillas y dice que se cansa menos, que se nota más ágil y más relajado. Además de todo eso -asegura- que le encanta la actividad y disfrutar de la naturaleza "pura y dura" por la que camina a lomos del caballo.

Izar ahora tiene 12 años, comenzo con 4 a montar. Virginia, su madre, recuerda que de pequeñita no le hacía mucha gracia pero que ahora lo disfruta mucho y que, a pesar de no haber logrado caminar, ha mejorado en equilibrio.

Las sesiones se basan en dos premisas: trabajar las capacidades de cada persona usuaria y pasar un buen rato, un tiempo divertido en contacto con la natura.

Zaldiharana acaba de inaugurar instalaciones, que les permiten disfrutar de un picadero cubierto, entre otras mejoras. Aún queda mucho trabajo por hacer para poner todo a punto y uno de los grandes objetivos que se marca Arekitemo, la asociación que gestiona el proyecto, es habilitar unos bungalows a modo de albergue para ofrecer un servicio de respiro a las familias que acuden a terapia y un recurso turístico al Camino Ignaciano que pasa por allí y que tanto utilizan para sus paseos.

Por cierto, los caballos de este centro son recuperados, entrenados para la función que desempeñan y se les da una jubiliación tranquila, pastando en el campo.

Escucha aquí a Miguel Ángel Díaz de Cerio, el iniciador del proyecto, a una de las voluntarias (Bea Urrotz Migeltorena), a una estudiante en prácticas (Maite Díez), a la moza de cuadras (Marisa Fontela) y a las dos familias con las que compartimos la tarde de sesión terapéutica.