Con los bares abiertos había botellón

Palma

Buenos días. El deporte balear de junio consiste en quitarse la responsabilidad del botellón.

Las autoridades culpan a la relajación de los jóvenes incontrolables, con lo cual se declaran incompetentes para frenar cualquier levantamiento ciudadano.

En cambio, los empresarios de bares y restaurantes culpan a las autoridades, por restringir los horarios de restauración enviando a las mesnadas, ¿o se dice manadas?, a continuar las celebraciones en las playas.

Este razonamiento conduce a la famosa teoría de que es preferible tener el narcotráfico concentrado en Son Banya a desperdigado por toda la ciudad.

O a que la prostitución crea puestos de trabajo.

La hipótesis de la desviación de la clientela hacia la ilegalidad es tentadora, hasta que introducimos un dato adicional en el engranaje.

Antes de las restricciones horarias, ya había botellón con los bares abiertos.

Ni siquiera es correcto decir que las masas se han aficionado ahora a la juerga fuera de los bares, porque Balears tiene desde antiguo a auténticos profesionales del licor barato.

El estupor surge de una pregunta más sencilla, ¿no habíamos quedado en que el turismo basura no volvería a pisar el archipiélago?