Patrimonio callejero

Córdoba

Que los nombres de las calles encierran, en buena medida, tanto parte de la historia como del espíritu de una ciudad es cosa bien conocida. Y que de alguna manera la acompañan en su devenir de forma viva, cambiante y a menudo polémica no cabe duda. Al principio bastaba con referirse a ellas sin mayor precisión, basándose en alguna de sus características: el oficio predominante, el nombre de algún vecino, algún acontecimiento, referencias geográficas… La cosa empezó a complicarse cuando Hacienda precisó localizar mejor a los contribuyentes, Correos hacer llegar sus mensajes con eficacia y las empresas prestar sus servicios. De tal modo que las denominaciones proliferaron, con mayor o menor fortuna, hasta contribuir a la construcción de la propia identidad ciudadana que nosotros proseguimos conformando.

Córdoba tiene en sus calles todo un patrimonio, al que debería prestársele mayor atención. Unificar criterios para sus denominaciones, incorporar elementos informativos sobre ellas, evitar sustituciones caprichosas y conformar órganos estables y suficientemente representativos a la hora de establecer o cambiar sus nombres, han sido- sobre la base de una ingente información- algunas de las muchas sugerencias que han propiciado las recientes jornadas sobre el Callejero organizadas por la Real Academia. Tendrán continuidad el próximo año. De momento se anuncia como especialmente valiosa la publicación de los contenidos de esta primera edición. Y a lo mejor para entonces ya se habrá celebrado un tercer festival de las callejas. En cualquier caso, esperemos que la fiebre de cambios toponímicos no llegue al estadio de El Arcángel y éste siga siendo para los blanquiverdes el reino al que llevar su aliento al Córdoba C.F. Mejor no enfadar al Custodio que ya debe estar calentito con lo visto sobre el campo.