Intervienen en una fiesta ilegal en una casa en Santa Getrudis con centenares de personas

Ibiza

La  Policía Local de Santa Eulària  ha abortado esta madrugada  una fiesta ilegal que se estaba celebrando  en una vivienda situada en una zona rural de Santa Gertrudis y a la que asistieron varios centenares de personas.  Según ha informado el Ayuntamiento de la Villa del Río, el organizador de la fiesta, fue denunciado por insultar a los agentes después de que se le comunicara que debía poner fin a la fiesta y que sería sancionado por causar molestias a los vecinos.

 En el retén policial se recibió un aviso la pasada  medianoche  alertando de la aglomeración de un centenar de personas en un aparcamiento cercano al núcleo urbano de Santa Gertrudis. Una vez en el lugar, se comprobó que se habían concentrado 200 y 250 personas que eran trasladadas en un minibús hasta la casa en la que se estaba celebrando la fiesta. Para dificultar la tarea policial, los organizadores cambiaron el punto de encuentro de los invitados, que se trasladó a la zona de Ca Na Palava.

 La fiesta tenía lugar una casa entre la carretera de Santa Gertrudis a Sant Llorenç con el camino rural que se dirige al monte en el que están situadas las antenas de telecomunicaciones. Se trata de una zona con poca iluminación y sin arcén, en la que se concentraron centenares de personas caminando por la calzada.

Una vez en la vivienda, los agentes pudieron comprobar que se estaba celebrando una fiesta con personas en el interior y con la música a un volumen muy elevado. Fue  necesario utilizar las señales acústicas del vehículo oficial para poder hablar con el organizador del evento. Se le comunicaron las molestias ocasionadas, las irregularidades cometidas y se levantó el acta de denuncia, una por organizar un acto sin la correspondiente licencia de actividad y otra por insultar a los policías.

 Aunque ante el requerimiento de los agentes cesó la música y empezó a vaciarse la vivienda, los agentes establecieron un control en el inicio del camino que daba a la vivienda para impedir la llegada de nuevos asistentes, que se mantuvo hasta que cesó el flujo de llegadas.

Algunos asistentes a la fiesta comentaron que habían pagado 75 euros de entrada para aistir a la celebración.