En un lugar de la provincia de Albacete: Capítulo II - La Manchuela
En este segundo tramo dejamos atrás la Sierra del Segura y nos desplazamos hasta el noreste de la provincia
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Albacete
En Radio Albacete este verano seguimos nuestra ruta turística por las comarcas de la provincia. Nos alejamos de la Sierra del Segura, de nuestro primer capítulo, y nos adentramos en La Manchuela. Vamos a conocer la zona marcada por los valles de los ríos Júcar y Cabriel cuyo límite se localiza en las provincias de Valencia y Cuenca.
Esta comarca está formada por 24 pueblos: Abengibre, Alatoz, Alborea, Alcalá del Júcar, Balsa de Ves, Carcelén, Casas de Juan Núñez, Casas de Ves, Casas Ibáñez, Cenizate, Fuentealbilla, Golosalvo, Herrumblar, Jorquera, La Recueja, Madrigueras, Mahora, Motilleja, Navas de Jorquera, Pozo Lorente, Valdeganga, Villa de Ves, Villamalea, Villatoya y Villavaliente.
En la comarca de La Manchuela se puede ver el nacimiento del río Jucar a 1.500 metros de altitud, es aquí cuando se habla de la Hoz del Júcar, fenómeno provocado por la erosión del agua con la roca caliza y que ha ido formando surcos con pronunciadas curvas que describen este fenómeno. En el recorrido del río Júcar y afectados por el fenómeno de la Hoz encontramos pueblos como Alcalá del Júcar o Jorquera.
El atractivo turístico de la zona se remonta siglos atrás, ya que sus parajes y edificaciones como iglesias o castillos beben de la tradición íbera, mozárabe, celtíbera o musulmana. La historia que sus pueblos albergan es un llamativo para cualquier persona que vaya a visitarlos.
Alcalá del Júcar es reconocido como uno de los municipios más bonitos de España y fue declarado Conjunto Histórico – Artístico por Real Decreto en 1982. Sus calles estrechas y empinadas y el castillo de fondo hacen del lugar un enclave único a la orilla del río. La fortaleza, construida por los almohades entre los siglos XII y XIII, es ejemplo de arquitectura islámica. Es un claro punto de defensa y vigilancia y, por este motivo, también llamó la atención de íberos y romanos. El castillo no solo resulta llamativo por sus aspectos visuales, sino que también es lugar de leyendas como la de la princesa Zulema y que tendrás que descubrir en una visita. Está abierto todo el año y se puede visitar por dos euros.
También de interés es el pueblo de Jorquera, villa medieval situada en lo alto de un cerro y rodeada por lo que en su día fue una muralla cuyos restos se pueden visitar. Entre su patrimonio artístico destaca la Torre de Doña Blanca, construida según la tradición para mantener la Casa del Corregidor y la Iglesia de la Asunción.
A lo largo de toda la comarca se pueden llevar a cabo numerosas actividades como el senderismo o la pesca. Existen rutas como la del Tranco del Lobo llamada así, según la tradición oral, por la estrechez del río Júcar y la presencia de lobos que saltaban de una parte a otra del río. Alrededor, se pueden observar aves acuáticas, como el ánade real, garza, así como aves rapaces como el halcón peregrino. En sus aguas se pescan lucios, carpas, cangrejos y algún berbo. También son propias actividades como la escalada, espeleología, ciclismo, montañismo y deportes acuáticos como kayak, rafting, piragüas, barranco acuático o paddle surf.
Para finalizar te recomendamos “La Ruta del Vino La Manchuela”, una de las tres certificadas por Castilla La Mancha, además de las de La Mancha y Valdepeñas. Esta ofrece al visitante una experiencia enogastronómica combinada con el aprendizaje cultural que casa perfectamente con la naturaleza del entorno, sin duda la mezcla perfecta para cualquier amante de la buena cocina y del paisaje rural. Entre las opciones, destacan los vinos blancos, pálidos y frescos de sabor aromático y afrutado, y los vinos tintos jóvenes de color fuerte, así como los tintos de crianza procedentes de la uva autóctona Bobal. El paseo culmina con la posible visita a diversas bodegas, como la cooperativa vinícola Bodegas Villavid, Andrés Iniesta y Vega Tolosa, entre otras. Los platos que acompañan son carnes rojas, atascaburras, migas, gazpachos manchegos, pisto y pan de calatrava para el postre.
Sin duda, viajar a La Manchuela te ofrece una experiencia completa que abarca los cinco sentidos.