¿Cómo trabajan los médicos rurales en Euskadi?
En Euskadi hay 26 municipios que no cuentan con centro de salud o ambulatorio. Algunos profesionales acusan la falta de recursos, los horarios sin descanso, la falta de sustituciones o los problemas de conciliación
La vocación de los médicos rurales
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San Sebastián
Sara Loizaga es médica desde hace dos años en Artzentales. A diario recorre los pueblos de la zona con su propio coche y visita domicilios de los pacientes. En A vivir que son dos días Euskadi, ha contado cómo es su día a día. “Estos pueblos tienen mucha gente mayor. Tenemos muchos pacientes a los que llamamos ‘crónico domiciliario’, pacientes a los que hay que ir a visitarlos a casa. Normalmente voy sola y en mí coche particular. Es un trabajo laborioso pero a mí me encanta. Yo soy una enamorada de la medicina rural. La primera vez que estuve en un pueblo supe que eso era lo que quería hacer, fundamentalmente por el trato con los pacientes y por las posibilidades profesionales, aquí hago de todo y aprendo todos los días”, explica.
Según el EUSTAT, en Euskadi hay 26 municipios que no cuentan con centro de salud o ambulatorio. Algunos profesionales médicos acusan la falta de recursos, los horarios sin descanso, la falta de sustituciones o los problemas de conciliación. “Es cierto que no contamos con los mismos recursos que en una localidad grande pero somos muy guerreros”, declara; y aunque el pueblo en el que ella pasa consulta apenas roza los 700 habitantes confiesa que el apoyo vecinal y de la alcaldía facilita su labor: “Cuando empezó la pandemia aquí no podíamos hacer PCR y los vecinos tenían que desplazarse más de 10 km para poder hacersela...Muchas veces estas personas tenían que coger transporte público; y que una persona con síntomas coja un bus lleno de gente no se entendía. Intentamos pelear muchísimo por que se diera una solución hasta que un vecino del pueblo nos dejó una lonja, gratuitamente, para que pudiésemos desempeñar ahí nuestro trabajo”.
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Roberto González, es médico rural del Valle de Ayala. Atiende a 24 pedanías llegando a hacer diariamente 100 kilómetros y aunque él no echa en falta recursos sí que admite que existe otra problemática: “Bajo mí punto de vista, el problema de la atención primaria reside en la burocratización y desprestigio que el sector está teniendo, más en una situación como esta”. El profesional trabaja en el valle desde hace 17 años y explica que su satisfacción personal reside en el cariño de los vecinos, “eres parte de los habitantes de este pueblo. La gente te da cariño y te ofrecen lo mismo que ofrecen a sus propios familiares. La medicina rural es la forma más rica para poder ejercitar nuestro papel como médicos”. Algo en lo que también está de acuerdo Andoni Mendoza, médico rural bilbaíno en Ávila desde hace más de 18 años. “A mí me compensa… Estoy enamorado de la medicina de familia porque es una medicina de contacto con las familias, aquí en la medicina rural tenemos tiempo para hablar con los pacientes y saber de su vida; requiere tiempo y en el mundo rural tenemos tiempo para hacer una medicina integral e íntegra”.