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Las aves protegidas, las grandes perjudicadas por los furtivos en Euskadi

De los 40 casos de furtivismo que la sección medioambiental de la ertzaintza ha investigado desde 2016, 25 corresponden a especies protegidas

Imagen de un halcón peregrino muerto por disparo publicada en la cuenta de facebook de Bizkaiko Basozainak / BIZKAIKO BASOZAINAK

Bilbao

Euskadi no es un país donde el furtivismo tenga una gran presencia. La sección de medioambiente de la ertzaintza ha desarrollado tan solo 40 investigaciones por furtivismo desde 2016 hasta hoy. Son los casos más graves, aquellos que implican a especies protegidas, la caza o pesca en reservas naturales o artes prohibidas; y los datos demuestran que, mientras que en el mar es el marisqueo de percebes el que acumula más casos, en tierra son las aves las que más lo sufren, y solo por diversión.

De las 40 investigaciones por furtivismo que la sección medioambiental de la ertzaintza ha llevado a cabo desde 2016 (18 en Gipuzkoa, 13 en Bizkaia y 9 en Alava) más de la mitad, 25, se han producido por la caza ilegal de especies protegidas, sobre todo aves, rapaces como el halcón peregrino, el buitre o el águila calzada, pero también otras como la garza o incluso un pájaro carpintero.

En este caso, el responsable de la sección medioambiental de la ertzaintza, Luis Sanz, cree que la única razón es la simple diversión mal entendida, ya que la mayoría de casos de estas aves se dan por disparos en el monte y no se busca ningún trofeo ni ningún rendimiento económico.

De hecho, de los 40 casos analizados, la mitad se deben a disparos, aunque también han encontrados lazos, cepos, veneno y hasta una batida ilegal que, además de con aves protegidas, han acabado con zorros, visones europeos y hasta un lobo cazado de forma ilegal en la zona del Gorbea.

El problema, reconoce Luis Sanz, es que "son delitos que no tienen una contundencia la hora de penarse". Se trata de delitos con penas de seis meses a dos años o multas de 8 a 24 meses además de la inhabilitación para cazar, lo que sumado a la dificultad que existe para encontrar testigos de estos sucesos que suceden la soledad del monte, favorece la impunidad de estos furtivos.

En el mar las investigaciones se han dado por casos muy diversos, como la pesca de tiburones protegidos (tiburón sardinero) o incluso un delfín, pero caso aparte es el marisqueo ilegal de percebes. La ertzaintza ha realizado 6 investigaciones por este tema y ha detectado incluso grupos que se dedican a ello, aunque Luis Sanz reconoce que no son grupos organizados, sino personas reincidentes que , debido a la poca contundencia de las multas, de dedican a recoger percebes sin licencia o en zonas protegidas para después venderlos.

La ertzaintza cuenta con nueve agentes medioambientales, aunque su labor se complementa con las investigaciones que llevan las propias comisarías o con el trabajo de los guardas forestales de las diputaciones.

 
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