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Sonorama Ribera: Un festival que hizo cultura segura

Un total de 5.000 asistentes pudieron disfrutar de los 19 grupos que acogió el Recinto Ferial, sectorizado y con medidas de seguridad que cada noche cogieron más exigencia

El reconocimiento de esa seguridad se ha dado en diversos medios de tirada nacional, en personajes públicos como el mismo Jordi Évole, y sobre todo, los propios asistentes, que han agradecido el esfuerzo realizado por la organización

Personal de seguridad en Sonorama / RODRIGO MENA

Aranda de Duero

La 24 edición de Sonorama Ribera nunca se olvidará. No se olvidará por el hecho de poder volver a ver tantos artistas de nivel sobre el escenario. No se olvidará por los grandes conciertos que se han vivido. No se olvidará por que haya sido el primer festival inclusivo. Pero sobre todo, no se olvidará porque Sonorama ha demostrado que se puede puede hacer cultura en una pandemia.

Ser pionero supone ser valiente. Ser decidido, luchador. Tener que recibir más de una crítica por lanzarte al vacío, pero también merecer el beneficio de la duda, como bien pedía el director del festival, Javier Ajenjo. Muchos medios de comunicación ponían en tela de juicio su celebración con 5.000 personas. Pero días después, viendo cómo se ha desarrollado, todos esos medios se rinden hacia la demostración de que la cultura sí era posible. Con varios filtros de seguridad, un recinto acotado y sectorizado en cinco zonas, cada una con sus propios WC, barras y foodtrucks, y la obligatoriedad de vivir los conciertos sentado con mascarilla puesta en todo momento, tratando de dejar una silla entre medias siempre que fuera posible, el festival dependía de lo que ha dependido la sociedad desde que se iniciara la pandemia: responsabilidad individual.

Y cierto es que especialmente el jueves se pudo encontrar algún caso de irresponsabilidad, que ni de lejos, habla por una mayoría abrumadora que sí siguió todas las medidas obligatorias. De hecho, el propio Javier Ajenjo reconoce tras la celebración del festival que la seguridad se incrementó aún más las dos últimas noches al comprobar dónde podían encontrarse los problemas, es decir, las irresponsabilidades. "Aprendimos mucho el jueves, con una apertura con mucha incertidumbre, porque no sabíamos exactamente cómo iba a funcionar. Esa noche nos dimos cuenta de todo lo que había que mejorar, que era mucho. Creo que hemos sido tremendamente autocríticos en todo momento, creo que lo hemos sido a lo largo de toda nuestra historia y vimos muchas cosas que podían cambiar y podían ser mejor para los dos días que nos quedaban; más mesas, sillas, más gente en seguridad, un cambio en 12 horas del equipo increíble, coordinación con las fuerzas de seguridad...", relata. Unos cambios que fueron palpables, y que evitaron esos episodios que no debían darse en el Recinto.

Sonorama Ribera demostró que se pueden hacer conciertos con un poúblico sentado. Que se pueden tomar medidas para que en ellos nadie se salte las medidas de seguridad. Que se puede bailar pegado a una silla y disfrutar por igual. "Una chica en silla de ruedas me ha dado una lección y me ha dicho hoy que lleva toda su vida bailando sentada, porque se puede bailar sentados, así que os pido un último esfuerzo para demostrar al mundo que esto era posible", rogaba Ajenjo sobre el escenario antes del concierto de Vetusta Morla. Dicho y hecho.

Javier Ajenjo

Javier Ajenjo / José I. Berdón

Por todo ello, el director del festival tiene sensaciones "muy positivas porque creo que hemos conseguido cumplir un reto que hace unos días parecía imposible". "Hemos conseguido reinventarnos, hace unas semanas estábamos de pie con un formato de festival, semanas después sentados con medidas extremas, y lo más fácil hubiera sido no serlo, pero nuestra obligación y compromiso con nuestra tierra y nuestro festival era lo contrario, hacerlo. Y no solo nos hemos reinventado en dos semanas, sino en el día a día", añade.

Este festival es una demostración más de que la vieja normalidad poco a poco regresa. Y que aunque aún queda mucho para poder volver a lo que antes era la vida, Sonorama seguirá pasando durante varios días al año, mientras el resto se queda en nuestros pensamientos y corazones.

 
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