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Desde la historia de amor de Cristóbal Colón hasta el enoturismo: un recorrido por el patrimonio de La Gomera

El fomento del silbo gomero entre los visitantes y el desarrollo del vino de bancales de la uva forastera son algunos de los ejes del plan estratégico de los municipios menos poblados de la isla canaria

Torre del Conde, en La Gomera. (Getty Images)

Torre del Conde, en La Gomera.

Tenerife

La Gomera tiene recursos naturales y valores culturales y patrimoniales de suficiente entidad para convertir a la isla en un referente del turismo de calidad. Este es el punto de partida del Plan de Dinamización del Norte de La Gomera, que establece una estrategia integral y una serie de acciones concretas para activar la economía de sus municipios menos poblados.

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La pérdida progresiva de población que ha sufrido históricamente La Gomera se ha acentuado sobre todo en el norte de la isla, llevando a una parte significativa de sus habitantes a emigrar: llegó a tener más de 30.000 habitantes en la década de los sesenta, 3.000 más que en la actualidad. Esta pérdida de peso social ha incidido sobre su economía e incluso sobre su naturaleza, ya que el abandono de antiguas tierras de labranza ha aumentado la amenaza de desertización por la rotura de los bancales, así como el riesgo de incendio forestal.

Con el objetivo de fomentar el desarrollo sociocultural y turístico de Agulo, Hermigua y Vallehermoso, el citado plan establece tres líneas claves de acción: el fomento del silbo gomero; la conservación del tradicional paisaje de bancales y el desarrollo del enoturismo basado en la uva forastera. Estos tres recursos culturales y patrimoniales son señas de indentidad de una población que ha tenido que agudizar el ingenio para salvar una orografía muy abrupta, que dificulta las comunicaciones y el desarrollo de determinadas actividades económicas.

La uva forastera desde el s. XIX

Es mundialmente conocido el silbo gomero, la habilidad con que sus habitantes suplieron la ausencia de canales de comunicación, salvando a través de este original lenguaje los barrancos que dificultan cualquier conexión. El lenguaje silbado de La Gomera se ha trasmitido de generación en generación y hoy en día se enseña incluso a los turistas en talleres específicos. El Cabildo está elaborando, además, un censo de silbadores.

Los bancales son, por su parte, zonas cultivables construidas con esfuerzo titánico en los barrancos por los gomeros desde el siglo XV y han dotado a la isla de un paisaje singular. Hoy vive un proceso de conservación y recuperación y se está poniendo en valor como recurso turístico. En cuanto a la uva forastera, existen referencias de esta cepa desde el siglo XIX y se cultiva sin apenas variaciones desde sus inicios en estos bancales.

Isla colombina: la historia de amor de Cristóbal Colón 

La Gomera es una isla colombina, de la que se dice que Cristóbal Colón quedó fascinado la primera vez que la pisó. Existe una leyenda que cuenta que en ella vivió su historia de amor con la señora de la isla, Beatriz de Boadilla. La ruta por La Gomera de Colón incluye la Torre del Conde, donde se cree que se veían a escondidas y hoy es uno de los monumentos más visitados de la isla que conserva en su interior una interesante exposición cartográfica.

A pocos metros se encuentran la Casa de la Aguada, un pozo del que Colón extrajo el agua para su primer viaje y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en la que se dice fue a rezar para pedir que su viaje fuese un éxito.

Además de estos recursos culturales, La Gomera tiene una gran riqueza natural, entre la que destaca el Parque Nacional del Garajonay, un bosque de laurisilva que se extendió por toda la Macaronesia (Canarias, Azores y Madeira) y que solo se preserva en algunas reservas.

Tanto el Garajonay como el silbo gomero son Patrimonio Mundial de la Humanidad, siendo declarados en 1986 y 2009.

Destino sostenible y de calidad

Sobre esta riqueza cultural y natural, La Gomera está realizando una firme apuesta por un convertirse en un destino sostenible y de alta calidad, promoviendo el turismo activo, deportivo y cultural con visitas culturales con guía silbador; narradores de la cultura de los paredones o bancales; itinerarios por acequias y miradores: ruta enológica de la uva forastera; o recorridos deportivos de altura y grado de dificultad.

Toda esta actividad generará promoviendo una economía que redunde en beneficio de los propios gomeros.

 
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