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La València Olvidada

La historia valenciana de Federica Montseny, la primera mujer ministra de España

El palacio del Marqués de Campo fue Ministerio de Sanidad cuando se trasladó el gobierno de la Segunda República a València.

Desde allí, Federica Montseny impulsó algunas de las medidas más ambiciosas en materia de sanidad.

Frederica Montseny en Barcelona en 1977, en su primera visita desde el exilio desde 1939, en la presentación del libro "Converses amb Frederica Montseny: Frederica Montseny, sindicalisme i acràcia" de Agustí Pons i Mir y Maria Aurèlia. / Cadena Ser

Valencia

El palacio del Marqués de Campo (o de los Berbedel) de València fue sede del sindicato médico y también Ministerio de Sanidad y Asistencia Social durante varios meses cuando se trasladó el gobierno de la 2ª República a València y desde allí Federica Montseny impulsó algunas de las medidas más ambiciosas en materia de sanidad. Más tarde, el ministerio fue trasladado a la Casa de los Montenegro, en la calle Sorní. El palacio del Marqués de Campo está ubicado en la actual plaza del Arzobispo, conocida durante la guerra como la Plaça dels Treballadors. Declarado Bien de Interés Cultural, el palacio, del siglo XVII, fue remodelado por José Campo, su propietario y alcalde de la ciudad de València a mediados del siglo XIX y alberga en la actualidad el Museo de la Ciudad.

¿Quién fue Federica Montseny?

Fue la primera mujer ministra de España. Oradora, escritora y la militante más conocida de la historia del anarquismo español. Icono del movimiento libertario en un momento de hegemonía anarquista. Federica Montseny nace en Madrid en el seno de una familia librepensadora. Crece en Barcelona y empieza a escribir a los 15 años: novelas cortas y artículos en Solidaridad Obrera y la Revista Blanca. Empieza su camino en la CNT en 1931 y en la FAI en 1936. Adquiere paulatinamente protagonismo y responsabilidades y acaba convirtiéndose en ministra de Sanidad.

La historiadora Carme Bernat, frente al Palacio del Marqués de Campo. / Cadena Ser

La València del 36

La València capital de la Segunda República tenía dos caras: la cara de la guerra y el sufrimiento, y la cara de la revolución y la efervescencia social y cultural como nunca antes la había tenido. Respecto a las calamidades de la guerra, entre noviembre de 1936 y noviembre de 1937, el Gobierno de la República sufre el asedio de las tropas sublevadas y traslada a València el Consejo de Ministros encabezado por Francisco Largo Caballero. En pocos meses, la ciudad sufre hasta 442 bombardeos, dificultad de abastecimiento y enorme preocupación por la seguridad de la población.

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Por otro lado, la ciudad vive una auténtica revolución social, una enorme transformación frente al desmembramiento del poder estatal con el golpe de Estado en las zonas en las que no triunfó. Cogen fuerza los movimientos socialistas y anarquistas. Impulsan la socialización de múltiples sectores productivos como la industria de la construcción y la química en València, así como los transportes públicos, el agua, la electricidad o el gas. Se forman hasta 353 colectividades de tierra. Se trasladan a València funcionarios, diplomáticos, espías, miembros de las altas esferas políticas… También intelectuales, periodistas y la flor y nata de la cultura española de los años treinta. València se convirtió en la capital cultural. Personajes de la talla de Rafael Alberti, Antonio Machado, Ernest Hemingway, Pablo Neruda, María Teresa León, Miguel Hernández o Simone Weil visitaron la capital. También se hace el traslado del Tesoro Artístico del Prado, con obras de Goya, Velázquez o el Greco que se salvaron en València.

Federica llega a València

Federica Montseny señala que cuando llega a València: “La primera noche tuve que dormir en el coche, por no encontrar dónde alojarme”. Desde este momento vivió en el actual Hotel Metropol, que estaba requisado por la Embajada Soviética. Ella dice, textualmente: “Recuerdo que pasé más sueño en Valencia que en todo el resto de mi vida”, por la intensísima actividad que llevó, con una gestión ministerial que se alargaba hasta altas horas en el comedor del Metropol. Después se mudó a la Calle Colón número 12, al piso que había abandonado la familia del torero Vicente Barrera. Y compartía la vivienda con otros cinco miembros de la organización. Por cierto, Montseny, como el resto de ministros anarquistas, cobraba el mismo sueldo que un miliciano: 10 pesetas al día.

Decisiones políticas transcendentales

Montseny impulsó desde València proyectos pioneros como la creación de los primeros centros de planificación familiar como los conocemos hoy en día (consultorios sobre maternidad, métodos anticonceptivos, etc. en un clima de gran desconocimiento). También promovió investigación medico científica: crea el Instituto Nacional del Cáncer y grupos de estudio internacional sobre vacunas y epidemias.

Junto a esto, puso en marcha cantinas, comedores y albergues para personas que lo necesitaran en la retaguardia, así como guarderías públicas para mujeres trabajadoras y centros de cuidado de embarazadas. También posibilitó medidas de protección a niños y niñas refugiadas por los desplazamientos que implicaba el contexto de guerra, además de decretos para nacionalizar farmacias y laboratorios médicos. Por último, lideró la creación de los llamados “Liberatorios de prostitución” junto con la organización de mujeres anarquistas llamada “Mujeres Libres”.

A Federica Montseny también se la atribuye el Anteproyecto de Ley del Aborto, ley pionera interrupción artificial del embarazo antes de los tres meses de gestación.

Los años en el exilio

En mayo del 37 estalla la crisis en el seno del gobierno: se enfrentan comunistas y anarquistas/troskistas del POUM. Federica pidió consenso, pero no pudo seguir en el puesto de ministra con el nuevo equipo de Juan Negrín. En su huida al exilio sufre calamidades, persecuciones y prisión (gobierno español y triunfo del nazismo en la Francia de Vichy).

Llega a Toulouse (hogar definitivo y entierro), donde, según algunos testimonios: “se la veía pasear con zapatos rotos”.

Viaja a España durante la Transición y vuelve a visitar València. Crónicas de la prensa valenciana señalaban entonces: “Federica Montseny llenó la Plaza de Toros de Valencia”, en el mítin de mayo del 1977, más de 20.000 personas en un acto anarcosindicalista".

*Texto de Carme Bernat, Doctoranda en el Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universitat de València. Bernat pertenece al Institut d'Estudis de la Dona de la Univeristat.

 
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