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Investigación científica

Los caballos modernos se domesticaron en el norte del Cáucaso y se extendieron por Asia y Europa

En el equipo investigador está el director del Museo de la Evolución Humana de Burgos, Juan Luis Arsuaga

Caballos prewalzki en la reserva Paleolítico Vivo / Radio Castilla

Burgos

El director científico del Museo de la Evolución Humana, Juan Luis Arsuaga, ha participado en el mayor estudio genético realizado hasta el momento sobre los caballos modernos, que ha determinado que se domesticaron por primera vez en las estepas al norte del Cáucaso y se extendieron desde allí a otras regiones de Asia y Europa.

Con este estudio se pone fin al debate en torno al lugar y la cronología en la que se documentan las primeras evidencias de domesticación de los caballos que originaron a las poblaciones actuales, así como a las preguntas sobre el momento en el que este proceso de domesticación comenzó a extenderse a otras regiones del planeta, sustituyendo a otros tipos de caballos existentes en aquel momento.

Los resultados han sido publicados en el número del mes de octubre de la revista ‘Nature’. En este estudio también han participado investigadores de la Institución Milá y Fontanals y del Instituto de Arqueología , del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura, el Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos de Madrid, el Laboratorio de Arqueología Prehistórica de la Universidad Jaume I de Castellón y de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

El equipo que ha llegado a estas conclusiones sobre el origen del caballo moderno ha contado también con 114 instituciones y 162 investigadores especializados en arqueología, paleogenética y lingüística, liderados por el profesor Ludovic Orlando, Investigador Principal del Proyecto ERC-PEGASUS, encargado junto al France Genomique – proyecto Bucéphale, de la financiación de la investigación.

El estudio ha incluido la secuenciación del genoma de 273 restos de caballos que poblaron diversas regiones de Eurasia entre 50.000 y 200 años a.C. Gracias a la batería de análisis estadísticos realizados, se ha constatado que entre el 2200 y el 2000 a.C. se produjo un drástico cambio en el cual el perfil genético existente en las estepas pónticas comenzó a extenderse más allá de su región de origen, reemplazando en pocos siglos a todas las poblaciones de caballos salvajes desde el Atlántico hasta Mongolia.

Este tipo de caballo procedente de las estepas del norte del Cáucaso tenía un comportamiento más dócil y una constitución más robusta en el esqueleto vertebral, características que fueron claves en un momento en el que los viajes con caballos empezaron a generalizarse por Eurasia. Según Pablo Librado (CNRS), primer autor de esta investigación: “demás, este estudio ha puesto de manifiesto que la distribución de este nuevo tipo de caballo por Asia coincide con la aparición de los carros ligeros y con la difusión de las lenguas indoiranias. Por el contrario, la migración de las poblaciones indoeuropeas desde la zona de las estepas al corazón de Europa durante el 3 er milenio a.C., no tuvo a este nuevo tipo de caballo como vector de su expansión.

Por eso, los investigadores que han participado en este estudio consideran que este resultado demuestra la importancia de incorporar también la historia genética de los animales cuando se analiza la dimensión de las migraciones humanas y los contactos interculturales. En este caso, entre los individuos analizados se encuentran équidos procedentes de diversos yacimientos de la península ibérica, entre los que podemos destacar Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) y Cova Fosca (Alto Maestrazgo, Castelló).

En un estudio anterior, Orlando y su equipo descubrieron que en la península ibérica se desarrolló un linaje genómico ahora extinto y muy diferente del resto de linajes de caballos euroasiáticos antiguos y modernos descritos hasta la fecha. El origen evolutivo de este linaje y las causas que llevaron a su desaparición, todavía se desconocen, aunque se han podido identificar en la muestra neolítica de Cova Fosca las evidencias más antiguas de este linaje extinto y que un Équido del Turuñuelo era, sin embargo, descendiente de este nuevo tipo de caballo que se distribuyó tan rápidamente por el mundo conocido hace unos 4000 años.

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