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Historias de Halloween en la Región de Murcia (1/3): de la butaca "fantasma" del Teatro Romea a los cementerios de mascotas

Repasamos algunos de los episodios y leyendas más oscuras y fantasmagóricas de nuestra Región, para estos días de historias de miedo

Repasamos algunos de los episodios y leyenas más oscuras y fantasmagóricas de nuestra Región, para estos días de historias de miedo / Getty Images

Murcia

La muerte y los difuntos siempre se han visto rodeados en la cultura popular de todo tipo de tradiciones, supersticiones y leyendas urbanas. La Región de Murcia no escapa a ellas y por eso hacemos la cama bien temprano el 1 de noviembre, para que las ánimas puedan descansar. O podemos presumir de un precedente huertano de lo que a todos nos recuerda a Halloween: la tradición del "La Orillica del Quijal", en la que los pequeños salían a repetir este canto de casa en casa por los caminos de la huerta durante estos días, a la espera de conseguir algún fruto.

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Antes de Hollywood, en la Región de Murcia ya podíamos encontrar un buen repertorio de episodios truculentos y sucesos escabrosos, anécdotas macabras y escenarios fantasmagóricos. Con cualquiera de ellos se podría tener el guión para una de tantas películas de las que veremos estos días mientras nos mordemos las uñas. Repasamos algunos.

La butaca vacía del Teatro Romea

Inaugurado en 1862 nada más y nada menos que por la reina Isabel II, el Teatro Romea de Murcia era una muestra del esplendor de la ciudad. Se había construido en los terrenos desamortizados unos años antes a los dominicos. Agraviado por el hecho de que el nuevo edificio se levantara sobre una propiedad que anter pertenecía a su orden, dice la leyenda que un fraile arrojó una maldición: el teatro sufriría tres incendios. En el primero, no moriría nadie. En el segundo, sólo una persona. Y en el tercero, con el recinto lleno, moriría todo el que hubiera en su interior y el teatro sucumbiría a las llamas. Eso fue lo que ocurrió con un primer incendio en 1877 y otro que tuvo lugar en 1899. Para evitar ese tercer incendio con todo el teatro lleno, desde entonces se guarda una última entrada que queda en posesión del acomodador y se deja una butaca vacía que nadie ocupa. El teatro, territorio lleno de supersticiones, siempre encuentra formas para esquivar la mala suerte.

La maldición que pesa sobre el Teatro Romea hace que siempre se deje una butaca sin ocupar en sus representaciones / Teatro Romea

El crimen de Mazarrón que acabó en película

Año 1956. Un pescador de Mazarrón, en plena faena, realiza un hallazgo que haría correr en ríos de tinta en la prensa de la época, ávida de historias que se salieran de lo normal en los años grises del franquismo. A orillas del mar aparecieron dos cuerpos sin vida, un hombre y una mujer, y tres copas con un extraño olor que algunos interpretaron como tóxico. Nada más: ni señales de violencia ni documentos que los identificaran, salvo un par de maletas. Dos desconocidos muertos, veneno y una misteriosa tercera persona, según se creía, desaparecida. Con esos ingredientes, diarios como 'El Caso' alimentaron tiradas y tiradas de su crónica de sucesos. Las investigaciones de la policía acabaron por concluía que se trataban de dos hermanos, Julio y María Luisa Pérez Gómez, procedentes de Haro, en La Rioja. La tercera persona sería otra hermana, Marina. Nada se supo de ella. De todos los episodios que en estos artículos dan para un guión de película, éste es el único que sí ha acabado en la gran pantalla: estos hechos fueron la inspiración para "El extrajo viaje", de Fernando Fernán Gómez, aunque en ella en ningún momento se hace referencia a los hechos originales ni la historia que cuenta se emplaza en Mazarrón.

Fotograma de la película inspirada por 'el crimen de Mazarrón' / El Extraño Viaje

La Perla, la envenenadora que acabó ajusticiada

Pero no es el único episodio oscuro de nuestra Región en el que el veneno está presente. Otro crimen pasaría a la historia, no tanto por cómo se cometió, sino por el hecho de que su protagonista, Josefa Gómez Pardo, "La Perla Murciana", fue la última persona que en España se ajustició en público. César Guardeño, historiador valenciano que ha seguido las pistas de ese último verdugo, Pascual Ten Molina, que ajustició a "La Perla Murciana" (de quien se dice que había caído enamorado y para quien había pedido clemencia) el 29 de octubre de 1896, mediante garrote vil en la Ronda de Garay frente al Molino del Marqués. Según Guardeño, Josefa, junto a su amante, urdieron el envenenamiento del marido de ésta, Tomás Huertas Cascales, junto a quien regentaba el hospedaje "La Perla Murciana", ubicado en la calle del Porche de San Antonio número 7. El marido murió después de tomar café. También murió una criada de 14 años que apuró los restos de la taza de este. Ella fue condenada a muerte por mezclar el veneno en el ron que se echó la víctima a la taza. Tras su ejecución, unas 30.000 personas acudieron a contemplar su cadáver.

Ejecución en público de 'La Perla' / Cadena SER

Ladridos desde el más allá en Cartagena

Los cementerios, lugares habitualmente poco concurridos, reciben más visitas de lo normal durante estos días. Pocos son los que, por el contrario, disfrutan de una visita nocturna a estos lugares de descanso eterno. Pero no todo el mundo lo ve así. Si nos vamos a Cartagena, podremos disfrutar de la primera vez que en nuestro país se visita una visita nocturna a un cementerio... de mascotas, el primero que se ha creado en la Región de Murcia. Allí, Santi García Lorca, creador de estas visitas a través de "Rutas Misteriosas", nos habla de "fantasmas o supuestos fantasmas de nuestras mascotas". De su mano conocemos historias como las de Dulce, una joven de 29 años con problemas de diabetes. Su perro le ayudaba con ladridos cuando entraba en coma diabético y avisaba a otras personas de lo que ocurría. Tras la muerte del animal, esta joven cuenta que a los pocos meses sufrió una nueva crisis, en la que volvió a sentir como el animal tiraba de ella y ladraba para intentar despertarla. Sin embargo, cuando se recuperó, el perro no estaba.

Las mascotas también pueden protagonizar apariciones / Getty Images

Triángulo de amor bizarro en Totana

Aunque ahora es un referente de la investigación arqueológica, durante muchos años el yacimiento argárico de La Bastida, en Totana, fue víctima del expolio desde que se tuvo constancia de su presencia en la segunda mitad del siglo XIX. Muchos de sus restos arqueológicos y humanos fueron saqueados. Y en las primeras décadas del siglo XX algo tuvo que ver una extraña creencia sobre la fertilidad. Así, muchas parejas de recién casados o con problemas para tener descendencia acudían a este enclave a la búsqueda de calaveras que llevaban a sus casas y colocaban sobre la cómoda del dormitorio nupcial. Allí, les acompañaba durante el acto amoroso porque había proliferado la creencia de que esta particular presencia ayudaba a la fecundación del bebé.

Ni la Prehistoria se libra de las historias de miedo / Totana Turismo

Lázaro Giménez

Lázaro Giménez

Periodista de la Cadena SER en la Región de Murcia

 
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