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Historias Halloween en la Región de Murcia (2/3): del "Disneyland" de lo paranormal en Sierra Espuña al Tío Saín

Repasamos algunos de los episodios y leyendas más oscuras y fantasmagóricas de nuestra Región, para estos días de historias de miedo

Los aficionados al misterio tienen en el Sanatorio de Sierra Espuña uno de los lugares más interesantes de la Región de Murcia / Asociación de Amigos del Sanatario de Sierra Espuña

Murcia

La muerte y los difuntos siempre se han visto rodeados en la cultura popular de todo tipo de tradiciones, supersticiones y leyendas urbanas. La Región de Murcia no escapa a ellas y por eso hacemos la cama bien temprano el 1 de noviembre, para que las ánimas puedan descansar. O podemos presumir de un precedente huertano de lo que a todos nos recuerda a Halloween: la tradición del "La Orillica del Quijal", en la que los pequeños salían a repetir este canto de casa en casa por los caminos de la huerta durante estos días, a la espera de conseguir algún fruto.

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Antes de Hollywood, en la Región de Murcia ya podíamos encontrar un buen repertorio de episodios truculentos y sucesos escabrosos, anécdotas macabras y escenarios fantasmagóricos. Con cualquiera de ellos se podría tener el guión para una de tantas películas de las que veremos estos días mientras nos mordemos las uñas. Repasamos algunos.

“El Disneyland” de los amantes de lo parapsicología en Sierra Espuña

Aunque su arquitectura y la enfermedad para la que fue pensado, la tuberculosis, pueden hacernos pensar en el siglo XIX, el sanatorio de Sierra Espuña en realidad se construyó en 1913. Eso no le resta un ápice lúgubre encanto a este edificio apartado y abandonado, por cuyas habitaciones y galerías deambularon miles de enfermos de una enfermedad que causó estragos en todo el mundo. Allí se les cuidaba y atendía hasta que cerró en la década de los 60 del siglo XX. Pasaron los años y al sanatorio no se le dio ningún tipo de uso. Ventanas entreabiertas, cristales rotos, puertas resquebrajadas, maleza asomando por los rincones… Su silueta, divida en dos con un espigado cuerpo central, como un faro que no alumbra ya nada, destaca en el corazón de Sierra Espuña como las casas encantadas de una historia de terror gótico. Vacío y deshabitado, rodeado de naturaleza y oscuridad en las noches cerradas, los amantes de lo desconocido han encontrado casi un “templo” al que peregrinar buscando historias de apariciones y psicofonías que algunos parapsicólogos dicen haber captado. Un vistazo rápido por Internet nos adentra en un mundo de experiencias, testimonios y artículos sobre esas presencias fantasmagóricas.

Construido a comienzos del siglo XX, el Sanatorio de Sierra Espuña sigue en pie, pero abandonado / Cadena SER

Al galope por el Palacio de Guevara en Lorca

No hay palacio que no se precie de tener su fantasma, y en Lorca, uno de sus monumentos más emblemáticos, el Palacio de Guevara, no iba a ser menos. Construido por don Juan de Guevara en pleno esplendor barroco de la ciudad, en 1694, se ha popularizado la leyenda de que, algunas noches, se escuchan los cascos del caballo del señor del palacio subir por la imponente escalera que lleva de su célebre patio porticado a los aposentos de la señora. Hay quien dice que ya acostumbraba hacerlo así en vida, cuando ejercía como potentado esclavista, y que ahora también monta a lomos de su caballo para resonar por todo el palacio desde el más allá. Atraídos por esta historia, antes de los terremotos de 2011 que afectaron al edificio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), diferentes sociedades de parapsicología realizaron emprendieron algunas investigaciones en las que dijeron captar estos sonidos.

El cuadro de Juan de Guevarap preside la escalera de su palacio por la que se le oye subir a caballo / Cadena SER

El Tío Saín

Otra de personajes aterradores: hurano, solitario y oculto bajo el ala de un sombrero de fieltro. Y con la intención de raptar a cualquier niño pequeño que encontrara solo para raptarlo, sacarle la sangre o el saín (la grasa) y acabar arrojándolo a algún pozo o aljibe. A grandes rasgos, estos son los elementos comunes de la historia de este tétrico individuo, el Tío Saín, allá donde dicen haberlo visto: en Lorca, en el Campo de Cartagena, en Murcia, en Molina de Segura, en Fortuna… Es la versión murciana del Cuco, el Tío del Saco o el Sacamantecas, el mismo hilo conductor de personaje nos lleva hasta las historias de Stephen King o el Slenderman popularizado por los jóvenes en redes sociales. Este personaje se usaba como cuenta “asustaniños” para cuando llegara el momento de que los pequeños se fueran a la cama o no andaran por la calle al caer el sol.

La leyenda del Tío Saín se usó durante años para asustar a los niños y niñas / Getty Images

La olivera de Cieza que escondía algo más que fantasmas

De camino a la Atalaya de Cieza, deportistas, vecinos y paseantes pasan junto a una de las oliveras más antiguas del municipio, situada junto al quijera de la Acequia Andelma. Durante mucho tiempo se contó a los pequeños de esta localidad que de su tronco salían fantasmas "desde el tiempo de los moros" cuando el reloj se aproximaba a la medianoche. Si se les miraba a la cara, te secuestraban, te introducían dentro del árbol y desaparecías para siempre. Sin embargo, detrás de esa leyenda lo que había era el intento de disuadir a los curiosos de que se acercaran a unas cuevas próximas al monte, donde se ejercía la prostitución. Con la cara tapada por la capa o algún tipo de pañuelo, se atemorizaba a los huertanos y a los niños para que evitaran salir a ciertas horas e identificaran a los clientes de estas casas.

Olivera de los fantasmas en Cieza / Cadena SER

Los fantasmas llaman a la puerta del Hotel Cónsul

En el apartado de crímenes célebres de los que ha sido testigo nuestra Región y que a día de hoy siguen sin resolverse, habiendo dado juego a numerosas hipótesis, uno de ellos es el de la muerte de Alfonso Martínez, propietario del Hostal Cónsul. Ubicado en La Unión, en una zona de fácil acceso, pero aislada y discreta, se ha convertido en uno de esos lugares envueltos en misterio para muchos. Todo ello a raíz del brutal asesinato de su propietario el 27 de marzo de 1982: fue encontrado muerto, tirado sobre un charco de sangre y cosido a puñaladas, 63 se contabilizaron. Sin embargo, la policía no sólo no encontró nunca al autor de los hechos, sino que el hotel se encontraba cerrado a cal y canto y nadie pudo haber salido de él. A no ser que furea un fantasma. Tan sólo un tiempo antes, dicen que el propio Martínez había bromeado con la presencia de fantasmas que acudían al hostal y llamaban a la puerta. La historia tiene los suficientes ingredientes para haber dado lugar desde entonces a todo tipo de teorías y explicaciones a lo que ocurrió en el hostal aquel día, abandonado en la actualidad, pero abierto a cualquier curioso que se atreva a colarse en su interior y caminar por lo que un día fue escenario de un crimen sin resolver.

Hostal Cónsul, en La Unión / Google / Alberto Rodríguez

Lázaro Giménez

Lázaro Giménez

Periodista de la Cadena SER en la Región de Murcia

 
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