Pedro Acosta se proclama campeón del Mundo de Moto3

Murcia

Pedro Acosta se ha llevado el Mundial de Moto3 en el GP del Algarve portugués. El joven mazarronero de 17 años salió en décimocuarta posición y necesitaba sacar cinco puntos ante un Foggia que empezó cuarto en la salida. El 'tiburón' escogió el neumático medio en la rueda delantera y duro en la trasera y en la primera vuelta fue capaz de ganar dos posiciones hasta que en la tercera se puso en quinta plaza.

La mala suerte en ese instante estuvo en la escalada de Foggia, que se colocó líder de carrera con vuelta rápida a 18 de meta. Acosta siguió arañando segundos y acortando distancias hasta que se puso tercero con una estrategia agresiva subiendo el escalón de Xavi Artigas. La siguiente piedra del camino era Binder, que en la segunda plaza se batió de tú a tú con el murciano hasta ponerse a cuatro décimas del líder y echarse encima del sudafricano.

A 12 vueltas del final, Acosta se puso primero por primera vez y en la frenada posterior a ello, el italiano regresó a su primera plaza. La igualdad y tensión era máxima y Foggia perdió una ocasion perfecta para escaparse en la recta. Paco Mármol, asistente del mazarronero, estaba visiblemente nervioso en el box de KTM porque la presión que estaba ejerciendo el murciano era palpable con cada vuelta.

Sin embargo, el cuarto parcial de Foggia estaba siendo magistral para mantener el pulso. En ese momento intratable, Masiá echó una mano a su compañero de equipo a 9 vueltas del final del duelo con una buena estrategia. El de la Región de Murcia aprovechó el movimiento de apertura de Foggia para ponerse primero otra vez. En esta escalada, la pelea se abrió por completo con un Acosta que en tan solo una vuelta cayó relegado a la sexta posición metiéndose en problemas con Binder.

En las últimas cuatro vueltas, Acosta echó todo al ataque y fue infinitamente superior. Fue superado y a falta de dos vueltas llegó el golpe de fortuna para el de Mazarrón. Foggia se fue al suelo y el piloto murciano entró como primero a meta en una encarnizada lucha entre Binder, el romano y el propio Acosta.