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La pérdida de un hijo por la adicción a la marihuana y la dura lucha de su familia para recuperarlo

Un padre de familia describe en la SER las consecuencias para todo el entorno de un adicto a esta droga y la dureza del proceso de recuperar un hijo al que no reconocía

Los datos siguen avalando altos consumos a edades muy tempranas

Un padre de familia explica la durísima experiencia de tener a un hijo enganchado a la marihuana

Un padre de familia explica la durísima experiencia de tener a un hijo enganchado a la marihuana

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Aranda de Duero

Dentro de la programación especial que está impulsando Radio Aranda sobre el consumo de marihuana y sus nocivos efectos tanto para la persona que lo realiza como para su entorno, este martes hemos escuchado uno de los testimonios más delicados a la par que chocantes; el de un padre de familia cuyo hijo cayó en esta adicción y que a su vez derivó en otras adicciones. Un padre que vio cómo perdía a su hijo, y que tuvo que luchar junto a los suyos para recuperarlo. Una historia con nombres y apellidos que, evidentemente, mantendremos en anonimato, pero no unas palabras y un relato que pueden servir de guía y ejemplo para muchas familias que sufren este grave problema en silencio.

Los primeros pasos

"Todas las drogas son un gran problema, para el individuo y para su entorno. Empiezan como un juego, cada día hay una mayor necesidad de consumo y un autoengaño. En mi familia no teníamos pistas sobre el consumo de drogas, nos pilló de sopetón. Nos dimos cuenta con el tiempo de que desde los 14, 15 ó 16 consumía marihuana mínimamente. Y llegó a poner una planta, pero pecamos de ingenuos por no conocerlo. Eso va evolucionando y deriva en el consumo de otras circunstancias. Vemos que pierde cosas, que tiene conducta más agresiva, desaparece varios días... No lo entendíamos ni sabíamos lo que pasaba, hasta que nos lo preguntamos. Se desataron los malestares, mayor rebeldía... Llegó un momento en el que la vida en casa era difícil, con una tensión permanente, agresión verbal extrema, hasta el punto de decir: no reconozco a mi hijo, este no es mi hijo y no puede estar diciendo esto. Y buscas colaboración, pero no sabes a quién acudir, cómo contarlo. La mayoría no se lo creía, decía que eras un exagerado. Es una realidad de difícil magnitud y conocimiento si no se sufre propiamente".

Comienza la respuesta

"Intentamos colaborar con él y ofrecerle nuestra ayuda pero no nos dejó. Cuando el consumo estaba claro le propusimos buscar colectivos o asociaciones que nos ayudaran, porque no sabíamos más. Comenzamos en Proyecto Hombre y duró poco, pero en casa teníamos claro que había que atajarlo. Presionamos para mantener la colaboración de profesionales. En una denuncia un policía me dejó la tarjeta de una asociación, ACLAD,  y los visitamos. Su apoyo para nosotros ha sido importantísimo. Las exigencias eran o ir a terapia, o que buscara dónde ir a vivir. Él tendría a su familia al lado si estaba dispuesto en esforzarse para dejar la adicción. Porque no es que te tires al río, es que estamos en la misma barca y nos hundimos todos. Y fue un gran descubrimiento para él y la familia. Hay que luchar por lo que se quiere, nadie tiene un patrimonio mayor que sus hijos. Nunca pensé en tirar la toalla. Dejaré mi vida en recuperar a mi hijo".

El sentimiento de culpa

"Cuando esto pasa te sientes culpable, te preguntas cómo no has dedicado más tiempo, dónde has fallado como padre, si lo has dado todo por él. Te das cuenta con el tiempo y los psicólogos que no es cuestión de culparse, porque no importan los culpables. Hay que buscar soluciones. Él tiene un hermano. Y su autosuficiencia y su madurez un poco forzada por la situación era absoluta. Todo era igual con los dos, pero eran diferentes. Y eso pasa porque uno de ellos solo estuvo en un lugar inadecuado a una hora inadecuada. El pequeño lejos de asustarse tiene un círculo de amistades en el que se cuidan y preocupan de verdad. Hasta un amigo suyo ha venido a calmar la situación, porque hemos tenido puertas reventadas, e incluso con cuchillos en la mano. Jamás ha habido agresión física. Yo he mantenido la calma. Romper cosas gratis ha sido siempre intolerable, pero aprendes a no dar importancia a cosas materiales porque lo que te importa es tu hijo. Hemos sido capaces de sobrellevar la situación con una colaboración externa. Hemos implicado a todos sin esconder nada, y presionándole a él, para hacerle ver que el error era suyo, y que él tenía que dar el paso y contaba con nuestra colaboración".

¿Cómo está ahora su hijo?

"Se han hecho protocolos de ingreso en un centro terapéutico. Tres veces anteriores ha decidido no ingresar, pero ahora sí. Ayer recibimos una carta que te trasladaré -y que leemos en nuestro audio- para que los padres vean que ese esfuerzo merece la pena. Nosotros hemos estado angustiados por no saber nada de él y no demasiado desde el centro. Pero nos dice que se encuentra bien, que hay grandes profesionales y que quiere salir de esto. Esto ha sido un episodio largo durante cinco años. Él ha salido esposado de casa, ha dormido en el calabozo... Él nos ha llamado incluso diciendo que se iba a cortar las venas, y le hemos tenido que decir con todas las consecuencias que si es lo que quiere tendríamos que respetarlo, porque igual era cortar la agonía ya que se estaba matando. Y cortar el teléfono y pedir que no lo hiciera, por el cargo de conciencia. Aguantando horas muy duras de no saber qué pasaba, cómo estaba... Son episodios duros de vivir. Y ver que ese esfuerzo, ese día a día suponga que él está decidido a liberarse de esa adicción, es ilusionante. Consigues la calma con meditación. Decides ir en el día a día con el aprendizaje adquirido".

 
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