Atienza: "Emilio Herrera es uno de los granadinos más influyentes de la historia y hayó en el anonimato"
El biógrafo de Emilio Herrera publica la obra difnitiva sobre la vida, obra y legado del aviador y científico granadino
Granada
Verano. 1980. Un joven Emilio Atienza prepara su tesis doctoral que relata cómo en Granada incidió la llamada Revolución de Asturias de 1934. Está casi terminada y planea los últimos detalles. Sin rumbo, acaba en la vieja sede de la Diputación, en Bibataubín, y se topa con una conferencia en la que alguien destaca la figura de Emilio Herrera. Sintió una punzada.
Después de décadas de investigación, entregada actividad y varios trabajos previos, Emilio Atienza (Granada, 1950) ha publicado el volumen definitivo sobre Emilio Herrera: un tomo de más de quinientas páginas editado por el Ministerio de Defensa que narra la prodigiosa capacidad de este militar, aviador, científico, inventor, político y diplomático granadino que nació en la calle San Isidro de la capital en 1879 y murió en Ginebra 88 después.
Durante la entrevista, el historiador destaca que "por encima de todo Herrera era una gran persona, por sus valores y convicciones" y que estamos ante uno de los "granadinos más influyentes de toda la historia". También se asombra al recordar que "nadie le conocía" ni siquiera su director de tesis, "era como un fantasma" del que nadie había oído hablar en décadas, "diluído" por la censura de la dictadura.
Cuando estalló la Guerra Civil, Emilio Herrera se exilió y se fue a vivir a París. En aquellos años llegó a trabajar para la Unesco y fue presidente del Gobierno de la República en el exilio. "Fueron años duros", de austeridad y estrecheces en un pequeño piso parisino, "porque nunca aceptó ayuda de organismos ni nada de eso y vivió hasta el final de su trabajo", asegura Atienza, quien destaca la fidelidad que el militar "mostró siempre al Gobierno legalmente establecido de la República".
También narra el historiador cómo Herrera protagonizó el primer vuelo entre África y Europa, entre Tetuán y Sevilla, y cómo fue recibido en la dehesa de San Pablo por el mismísimo rey Alfonso XIII, que le nombró caballero gentilhombre por tan noble hazaña, en una de los acontecimientos sociales más celebrados de la época.
Y mucho más. Es inagotable la aportación a la ciencia que realizó Emilio Herrera, como inagotable es la pasión que destila Emilio Atienza cuando se pierde por los recovecos de más de 40 años de apasionada investigación. Afortunadamente, y gracias en buena parte a los esfuerzos del historiador, Granada ha ido reivindicando la figura de Emilio Herrera: en 1993 fueron trasladados sus restos al cementerio de San José desde Ginebra donde le sorprendió la muerte en 1967 mientras visitaba a su hijo -el escritor José Herrera Petere-, también exiliado.
Pasea Emilio Atienza. Desciende a la vera del tranvía por la Avenida Severo Ochoa. Levanta la cabeza, inapreciable, y tuerce el gesto como saludando a Herrera en un ademán cotidiano. Los dos están en paz. La escultura le devuelve el saludo, embutido el científico en ese traje de buzo que él mismo diseñó para subir a la estratosfera. Voló muy alto Emilio Herrera pero desapareció, acabó sepultado por el silencio del franquismo... hasta que Emilio Atienza le rescató. Le ha colocado en el pedestal de la eternidad.
Escucha la entrevista mantenida con Emilio Atienza
Hora 25 Granada - A Fondo: Emilio Atienza (15/11/2021)
30:00
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